➿ Regalitos ➿
22 Diciembre
—¿La parte acusatoria tiene algún argumento previo? —veo a mi abogada levantarse.
—Si su señoría, el testimonio de la ciudadana Mónica Donelly y el ciudadano Edgar Pérez —sabía a que se refería. La abogada volvió a sentarse cuando vi al juez anotar algo, aunque a este último lo desconocía.
—¿La parte defensora tiene algún argumento previo? —veo como el abogado de Julián se levanta.
—No su señoría —vuelve a tomar asiento después de la negativa.
—Muy bien, entonces procederemos con los testimonios, primero Donelly —hizo ademán para el oficial, quién escoltó a mi tía hasta el estrado.
—Levante su mano derecha y jure ante la corte que dirá nada más que la verdad —Mónica levantó la mano pedida y miró al frente.
—Juro decir la verdad y nada más que la verdad —seguido de eso, mi abogada se levantó y se dirigió al frente.
—Señora Donelly, ¿Podría usted relatar los acontecimientos que ocurrieron? —mi tía asintió.
—Por supuesto —me dió un vistazo lleno de fuerza —El día en el que mi sobrina llegó golpeando a mi puerta, completamente herida, fue el día en el que ví como una parte de ella se había roto, o mejor dicho, le habían roto —mordí la parte inferior de mi mejilla.
Recuerdo que ese día llovía y que después de bajarme del taxi, me empape de pies a cabeza.
—¿Exactamente como la encontró? Físicamente —le preguntó la abogada.
—Tenía múltiples heridas regadas por todo su cuerpo, de las cuales sangraba, pero debido a la lluvia, esa sangre se diluyó —hizo un mueca de disgusto —Sus heridas parecían más de una persona que fue torturada por profesionales, que por un simple adolescente desquiciado, con eso quiero decir, que las heridas fueron muy graves, tanto que muchas de ellas dejaron cicatrices —volví a fijarme en la cicatriz que tengo en la muñeca.
A continuación, en un pantalla que se ubicaba en un extremo de la corte, se vislumbró algunas imágenes de mi cuerpo en las que se veían las heridas, las mismas fotos que le había entregado a la oficial Méndez.
—Correcto, ¿Y psicológicamente como la percibió? ¿Cree que hubo alguna actitud cambiante a la habitual? —Mónica asintió.
—Rota, decepcionada y muy molesta —me observó con aflicción —Su mente sufrió un colapso mental por dichas torturas que vivió, en el mes que duró viviendo conmigo, más de una vez fue internada en el hospital por las heridas que ella misma se provocó —una lágrima pesada rodó por mi rostro, que aparté antes de que llegase a mi barbilla —Cada noche despertaba entre gritos y lamentos, sudada y llorosa, ella me suplicó incontables veces, que no la dejase sola, cosa que no hice —sonreí agradecida —Puede que la mayoría de las heridas físicas se hayan borrado, pero las heridas psicológica que él le causó, esas nunca las podrá borrar de su mente y mucho menos de su vida, y si él la quiere seguir dañando pues tendrá que afrontar las consecuencias de sus actos —reclamó con desdén.
—Gracias, señora Donelly—mi tía asintió y bajo del estrado, dirigiéndose a su puesto anterior —Su señoría, podemos continuar con el siguiente testigo —el juez asintió y como anteriormente, el oficial escoltó a un hombre de algunos cuarenta años, de piel dorada y rasgos latinos.
Ese hombre se me hace familiar, pero no recuerdo de donde
—Juro decir la verdad y nada más que la verdad —luego de eso, tomó asiento.
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¡OH! Andrés © [PAUSADA]
Teen FictionPodría ser verdad los amores a primera vista, sin embargo existe una línea que todos cruzamos para saber si ese flechazo es correspondido. Kate ni siquiera paso la línea y menos fue correspondida. O eso creyó, porque una tarde el chico que ocasiona...