➿ Especial °2 ➿

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Nota: Esto sí ocurrió, en el Capítulo 30. Vuelvo y repito, si no queréis leerlo, fácilmente se lo podéis saltar.

➿ Campamento ➿

Alerta+🔞

Después de contarle todo lo sucedido a Andrés, el me reconfortó de la mejor manera posible, es decir, con palabras alentadoras y abrazos dulces.

Quería disfrutar de lo que el había preparado, pero mi mente estaba tan revuelta que me sentía mal por no apreciar debidamente lo que el había hecho con tanto cariño para nosotros.

—Te propongo algo —lo miré atenta al escucharle hablar después de durar unos minutos en silencio —Salgamos a asar cosas deliciosas, y como dice mi padre, barriga llena, corazón contento —sonreí y asentí de acuerdo.

—Está bien —ambos salimos de la carpa, no sin antes coger una manta, y volví a observar el lugar iluminado por el fuego y las luces de navidad —¿Que cosas ricas has traído? —el cogió algunas cosas de la parte trasera de la carpa y al volver a mí, trajo consigo algunas bolsas de chucherías. Me sonrió juguetón.

—¿A qué otra cosa rica te refieres si no hablas de mi? —rodé los ojos sonriente y el guiñó pasándome un paquete de galletas y chocolate.

—No le veas el doble sentido a todo lo que digo —rió dándole un sonido agradable al silencio de la naturaleza.

—Eso es como pedirle a un pecador que deje de cometer tales fechorías —tomé asiento en un tronco que estaba cerca de la fogata —Muy bien hermosa, estos dulces no se comerán solos —tomó asiento a mi lado y comenzamos a preparar las galletas rellenandolas con chocolate y malhmadiscos.

Minutos después Andrés nos cubrió con la manta que yo había traído de la carpa, y así cubriéndonos del frío decembrina.

—Cuéntame una cosa Andy —el emitió un sonido para hacerme saber que me escucha atento, mientras seguimos preparando nuestros aperitivos de la noche presente —¿Por qué eres así conmigo? Me refiero a que somos adultos y eso, que decidimos darnos una oportunidad para ser algo más, pero parecemos unos adolescentes enamorados que no hayan que hacer —lo vi remojar sus labios y me miró con una expresión que no supe descifrar.

—¿Y cómo pretendes que sea contigo? ¿Frío y sin corazón? —dijo con cierta molestia —No se a qué clase de idiotas estás acostumbrada, pero no pretendo ser como cualquier otro hombre que no sabe lo que tiene hasta que lo pierde —desvíe la mirada hacía las llamas rojas que se reflejan frente a nosotros —Y yo no quiero perderte —sonreí al escucharle.

—Yo tampoco quiero perderte y mucho menos perder estos deliciosos bocadillos —sonrió y aunque pretendí desviar el tema, sentí sus labios adherirse a mi coronilla brevemente sacándome una sonrisa.

—Muy bien, cocinemos a estos bebés —ambos incrustamos nuestros bocadillos en palillos de madera y después los acercamos hasta el fuego por breves segundos en los que el relleno se derretía.

—Huele exquisito y sabe magestuoso —le di un mordisco al mío procurando no quemarme la lengua, y gemi gustosa al saborear el dulce en mi boca.

Lo miré avergonzada por mi expresión, la cual reprimí al ver el chocolate escurrirse por su barbilla.

—¿Por qué me miras así? Se que estoy bueno, pero estamos comiendo —me incliné hasta el notando su mirada de curiosidad y rápidamente lamí su barbilla robándole un jadeo de sorpresa, a lo que sonreí gustosa por mi travesura —Eso me gustó, puede que mucho —sonrió con sorna.

¡OH! Andrés © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora