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Reino del Norte, hace siete años.

—Lamentablemente el príncipe ha caído en cama enfermo—dijo el mensajero que venía directo de reino de la Villa—. No puede reunirse con su majestad.

Jungkook elevó una ceja. —Mañana es la boda ¿Estará presentable para ella?

—Lo estará mi señor—respondió con una reverencia.

Jeon Jungkook el rey del reino del Norte con dieciocho años y que había tomado el poder desde los quince, no creía realmente que necesitara un esposo, no había nada en él que le dijera que eso era bueno para él reino, no quería distracciones, era lo menos que necesitaban en esos momentos, en donde la prioridad era levantar a su reino y promover la eficacia de la recolección de alimentos para la llegada del crudo invierno.

Pero sus concejales, a quienes tenía respetaba por haber servido a su padre con honor, le convencieron que era lo mejor, porque de esa manera podía acceder a las tierras de Kim y sembrar en primavera, eran la única razón por la que había aceptado.

—El matrimonio no podrá consumase hasta después de una semana de la boda—dijo uno de los doctores reales—. He revisado al príncipe, es demasiado joven y enfermizo, para evitar problemas es mejor esperar a que cumpla los dieciocho años.

—No me interesa—se encogió de hombros—. Sólo espero que tengan listo todo.

El hombre asintió dejando solo al rey, él no pensaba en una familia, jamás llegó a hacerlo, mucho menos en la idea de que alguien dependiera de él, el sólo pensamiento de eso le incomodaba, sin embargo, era hombre y tenía necesidades que no había satisfecho.

Aquella noche no durmió como era debido, las preocupaciones tensaban sus jóvenes hombros, creía que un esposo, era una nueva carga que no sabía si quería toma, era una responsabilidad que no deseaba, pero que era su deber, su reino confiaría más en él si demostrara que era un hombre de familia, tal y como lo fue su padre en su momento.

Al día siguiente, todo y todos estaban preparados para la boda real, había recibido regalos de sus dos amigos, Namjoon le mandó sus felicitaciones y como regalo oro, Yoongi fue más práctico y me envió ganado, además de una tarjeta donde se burlaba de su encadenamiento al matrimonio. Los respetaba mucho, por lo que acepto aquellas felicitaciones y regalos con cariño.

El reino estaba festejando la llegada del pequeño príncipe de la Villa, era un día frío, estaban a casi  finales de diciembre y la nieve cubría el suelo y los campos, él intentó relajarse antes de la ceremonia que sería donde vería a su esposo por primera vez, le vistieron con sus mejores galas, no acostumbraba a portar la corona de su padre, pero la formalidad del asunto lo ameritaba, la tomó entre sus manos sintiendo el peso de la nostalgia, la pérdida de su familia había sido un golpe demasiado fuerte de asimilar, aún no terminaba el duelo, cuando tuvo que ser instruido para ser rey, su madre le ayudó hasta que no pudo más.

—Se ve muy bien señor—dijo Yugyeom con una sonrisa fraternal.

—Me voy a casar ¿Puedes creerlo? Ni siquiera lo conozco.

—Dicen que la belleza del príncipe es divina, que sus ojos son tan azules que puede ver el mismo cielo—dijo con admiración—. Todos están hablando de él, el reino está emocionado de conocerlo.

Jungkook suspiró.  —Espero que ninguno se lleve una decepción, no sabemos las costumbres de su pequeño reino, espero que se adapte o...

—¿O qué? —preguntó con la ceja alzada.

—Lo regresaré que su reino, nada será más vergonzoso que eso, al menos hasta que recapacite. No tengo el tiempo ni la energía para lidiar con un niño berrinchudo.

El Rey De Hielo  *KookV* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora