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Hace seis años.

Jungkook sabía que estaba jugando con fuego, pero era esa misma adrenalina lo que le mantenía con vida, los sentimientos sobraban, aquello sólo era una manera de divertirse, porque estaba tan ansioso, que realmente no sentía que era capaz de esperar, el tiempo pasaba lentamente y él sólo quería divertirse.

—Esto es delicioso—suspiró dejando su cabeza caer hacia atrás, aquella castaña estaba haciendo maravillas con su boca.

Ella había estado intentando durante semanas seducirlo, él lo notaba, no era algo que pudiera ocultarse, eran mensajes directo, que dejaban ver un comportamiento indiscreto y muy diferente a lo que estaba acostumbrados, no podía mentir, ella era hermosa, tal vez su cuerpo y su rostro eran incomparables si estaba al lado de Taehyung, pero seguía siendo una buena forma de entretenerse.

Se negó al principio, la apartó o ignoró, pero cuando estaba ebrio y quería deshacerse del estrés, ella acudió a él y le ayudó, primero con sus manos, después con su boca, no la besaba, ni la tocaba, sólo dejaba que ella le satisfaciera antes de pedirle que se retirara.

No podía estar con Taehyung, lo había intentado, pero el doctor le dijo que no podía hacerlo, que si iba en contra de eso posiblemente lastimaria a su hijo y a su esposo, acataba la orden, pero la energía que tenía acumulada no le ayudaba en nada.

La aceptó sólo porque tenía necesidad, la infidelidad no era mal vista en el reino del Norte, todo se limitaba a sí él lo quería así o no, no creía que aquello fuese una, porque él no tenía interés amoroso en Yeri y no tenía una relación de amor con Taehyung, era su esposo, sí, pero no sentía nada por él, más que deseo. Esa era la realidad.

Cuando terminó en su boca, esta se alejó y él se acomodó el pantalón, se hizo a un lado y suspiró.

—Gracias—dijo sin emoción alguna.

—Puedo hacer muchas más cosas por usted—dijo con una sonrisa ladina.

—Por el momento es todo, gracias, si te necesito, te mandaré a llamar—se levantó y caminó hacia la salida.

No estaba buscando algo duradero, mucho menos una amante de tiempo completo, no quería tocar su cuerpo o hacerle el amor, no, a quien deseaba hacerle el amor era a su esposo, pero no podía, era lo único malo de esperar un hijo, tener que abstenerse.

Caminó escaleras abajo, era de noche, el día había sido cansado, sus responsabilidades en el reino siempre le tenían ocupado, casi no tenía tiempo para sí mismo, hacía mucho tiempo que no entrenaba o salía de excursión, estaba estresado, estaba por salir a tomar aire cuando miró algo que le llamó la atención, confundido, se acercó a la puerta principal para ver a alguien caminando por el jardín directo a la parte trasera, donde se encontraban las caballerizas.

Entrecerró los ojos, aquello era lo bastante misterioso para desconfiar, tomó su abrigo y salió detrás de esa persona que se movía sigilosa en medio de la oscuridad, agradecía tener su daga cerca por si llegase a necesitarla. Persiguió silenciosamente a aquella persona hasta el establo, se paró en la puerta mirando como entraba, en su mano llevaba un porta velas, iluminaba ligeramente el lugar, entró con el mismo cuidado, siguiéndolo de cerca.

—Ya llegue—aquella voz que resonó alrededor, podía reconocerla donde fuera, porque estaba marcada en su mente.

Ladeo la cabeza, se acercó lo suficiente, agradeciendo su entrenamiento, difícilmente era escuchado, se movía con agilidad y elegancia, tanto dentro como fuera del campo de batalla.

—¿Taehyung? —preguntó en voz alta, deteniéndose a escasos pasos de él.

El rubio se sorprendió al grado de soltar el aliento y brincar ligeramente en su puesto, estaba hincado en en heno, levantó la mirada, llevaba el gorro de la gabardina puesto, sus ojos grandes y azules le miraron asombrados.

El Rey De Hielo  *KookV* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora