"SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA DE LOS REYES"
Y cuando sus manos lo tocaron sintió el calor del hielo, sus ojos grises lo examinaron mirando en su interior y con una sonrisa beso su cuello haciéndolo arquear la espalda desesperado.
-¿Qué tanto lo deseas...
—Espero poder verte pronto— sonrió Jimin sin soltar las manos de Taehyung, su agarre le transmitió cariño, era imposible pensar que podría encariñarse con alguien en tan poco tiempo—. Por favor escríbeme, quiero saber cuando nazca el bebé.
De verdad lo esperaba, sin embargo, sabía que era casi imposible, porque una vez de vuelta a su hogar tendría que abandonarlo. Se sentía desechado, como si no valiera nada para su esposo, lo había intentado y fallado. Una parte de él sentía que era momento de rendirse.
—Yo también espero lo mismo Jimin, por favor cuidate mucho—le abrazó con fuerza, un abrazo cálido que servía como una despedida melancólica —. Eres una una gran persona, también escríbeme.
—Tú también Tae, cuida mucho de ti—sonrió al separarse.
Yoongi y Jungkook observaban a sus esposos atentos, para ellos era increíble la conexión que estos habían formado en tan poco tiempo, Jungkook suspiró ligeramente.
—Se han hecho buenos amigos—dijo Yoongi con una media sonrisa —. Piensa en lo que te dije y espero vernos pronto, por favor, no desaparezcas del mapa nuevamente.
—Sí, tenemos que reunirnos con Namjoon—asintió Jungkook.
Ambos se abrazaron con camadería, aquellos días habían servido para revivir viejos tiempos, donde la aventura era parte de su vida, tenían una buena relación que reafirmaban a pesar de no verse seguido, Jungkook se acercó a Jimin e hizo una reverencia que el rubio correspondió con total respeto.
—Suerte con el bebé—dijo Yoongi despidiendo a su gran amigo.
Taehyung miró a Jimin por última vez y se despidió del reino que los había acogido durante esos días con cordialidad y amabilidad. Jungkook le tomó del brazo y ambos se encaminaron al carruaje para volver a su frío hogar. Los reyes de Ryuumoon les observaron atentamente y en silencio.
Jungkook le ayudó a subir, no iba a viajar a su lado, eso era claro, ellos dos no habían hablado después de que huyo de su abrazo, era algo que le dolía, pero que no podía hacer nada para evitarlo. Una vez dentro se dio cuenta de que no viajaría solo, BoGum estaba frente a él, cuidando de que no enfermara, él intentó no tomarle importancia, por lo que se recostó en la ventanilla melancolicamente.
No supo en qué momento comenzó a llorar, hasta que la voz de BoGum lo sacó de sus pensamientos. —Tome—le tendió un pañuelo azul.
—Gracias—susurró apenado, pero lo tomó con agradecimiento y limpió su rostro mojado de lágrimas que se negaban a parar—Lamento esto, aún tengo su otro pañuelo.
—No tiene por qué disculparse mi señor, si lo necesita lloré y sobre el pañuelo, está bien, puede quedárselo—dijo mirándolo fijamente.
—Cuando era niño mi padre decía que llorar era una perdida de tiempo, que nada se resolvía—se encogió de hombros con una tenue sonrisa—. Evité por mucho tiempo llorar, pero ahora me es imposible ¿Puede ser el bebé? No lo sé, ya no se nada.
—Llorar no es una pérdida de tiempo, es una liberación a lo que el corazón no puede soportar—dijo en tono cálido, no le gustaba verlo así, le dolía—. Limpia el alma y sana.
Asintió quedándose en silencio, si alguien lo viera hablando con un general sería mal visto, pero ¿Qué sentido tenía en ese momento? Estaba por dejar de ser importante, iba a ser abandonado, eso le estaba carcomiendo el alma.
—¿Puedo darle un consejo mi señor?
Volvió su vista al general que le miraba con anhelo. —Adelante.
—Si hay algo que tenga que decir hágalo, no deje que su interior se ensucie de dolor por no ser capaz de decir lo que verdaderamente siente y piensa—dijo con seriedad—. A veces es importante decirlo, hay gente que es tan ciega que no se da cuenta del verdadero daño que hace.
—Gracias—sonrió ladino—. Haces mucho por nosotros y eres un buen hombre, estoy agradecido de tenerte cerca.
BoGum sintió su corazón palpitar con fuerza, trató de tomarse las cosas con calma porque un paso en falso podría desatar un huracán, pero ignorando todo pensamiento sensato alargó la mano para tomar la del rey quien se sorprendió.
Taehyung miró la mano sobre la suya, está era cálida, estuvo por separarse, pero no lo hizo, necesitaba ese toque con urgencia.
—Es un honor cuidarlo mi señor—acaricio la fría mano con el pulgar tratando de reconfortarlo.
Taehyung no dijo nada ni separó la mano. Suspiró mirando por la ventana podía sentir el viento soplar anunciando que en el Norte el invierno había tocado el suelo.
Esa vez no se detuvieron, siguieron hasta el final, se la pasó durmiendo, no volvió a hablar con BoGum porque su mente no estaba lista para la presión y el dolor de saber lo que sucedería una vez llegarán al reino.
Aunque algo de lo que su general dijo le quedó arraigado en la mente, decidido asintió, porque no se iría sin antes decir lo que pensaba.
Al llegar a la frontera del Norte miró con asombro como todo era recubierto por una capa esponjosa de nieve. El frío invierno había llegado alargando su dolor porque de repente comprendió que si se iba lo extrañaría, se dió cuenta que ese se convirtió en su hogar y que por la mañana lo abandonarían obligatoriamente.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La historia va rápido pero me encanta se viene el drama de verdad...creo que Jungkook necesita una fuerte lección