La luz de la ventana se filtraba hasta darle directo en los párpados, con pereza se estiro sintiendo una deliciosa satisfacción en sus músculos, su cuerpo desnudo reconoció la suavidad de las sábanas y fue entonces que una serie de imágenes sobre la noche anterior le bombardearon haciendo que sus ojos se abrieran de repente ¡¿Qué carajo había pasado?!
Su vista estaba nublada, pero no sintió a nadie a su lado, tal vez ya era tarde y Jungkook le había abandonado sin despedirse, su corazón dolió, pero ¿Qué esperaba? No era como si no hubiera pasado antes, aunque en su mente se repetían las palabras y las miradas de cariño que este le había regalado la noche anterior, su vulnerabilidad le hizo caer de nuevo a sus pies y se sentía usado, un completo idiota.
A pesar de esto una parte de su ser se alivió, porque Jungkook ya había recibido lo que deseaba y eso quería decir que las falsas atenciones que tanto le desconcertaban desaparecerían. Ya no más pláticas incómodas en la mesa, aunque no quería admitir que las extrañaría. Suspiró y se sentó importándole poco cubrir su torso y vientre. El ambiente estaba frío, pero era menor que los días anteriores, era como si todo hubiese regresado a la normalidad. Su estómago recibió lindas y pequeñas pataditas desde dentro.
—¿Deberíamos visitar al tío Baekie? —preguntó con un susurro.
Porque si las cosas regresaban a ser como antes él no dudaría en tomar sus pertenencias e irse, sólo que ahora se aseguraría de no perderse. El amor que sentía por Jungkook era lo suficientemente grande como para soportar sus desplantes, pero el amor que sentía por su hijo era intocable y lo protegería, incluso si eso suponía enfrentarse al reino del Norte. Sabía bien que si Jungkook lo deseaba podría quitarle al bebé sin esfuerzo alguno y aunque estaba seguro de que su rey no quería a su hijo pensaba que haría tal atrocidad con tal de verlo herido.
Al mismo tiempo, su mente le gritaba que estaba equivocado y que el amor que Jungkook había profetizado la noche anterior era verdad, era un duelo interno entre lo que deseaba y lo que la vida le había enseñado.
Cerró los ojos pensando que podría dormir un poco más, aún se sentía un idiota por haberse entregado a Jungkook en bandeja de plata, el incesante golpeteo del viento en el vidrio de la ventana paro en seco, al abrir los ojo se dio cuenta que la ventana había sido cerrada, se cubrió con las mantas y miró con asombro a su lado.
—Por fin despiertas—sonrió Jungkook sentándose en la cama para ponerse las botas—. Creí que lo mejor sería dejarte descansar, Solar dijo que te gustaba dormir hasta tarde lo cual creo que es muy bueno, el bebé debe mantenerte cansado—rio por lo bajo mostrando su brillante sonrisa mientras las gotas de agua caían por su cabello reflejando que había tomado un baño—. ¿Estás bien? Pareces enfermo—llevó el torso de la mano a su frente comprobando la temperatura—. Estás pálido ¿Quieres vomitar? ¿Sientes nauseas?
Negó aún observándolo como si creyera que en cualquier momento fuera a desaparecer, como si se tratara de un espejismo creado por su deprimente cabeza
—¿Te quedaste? —preguntó en un hilo de voz.
—Oh, sí, lo siento, no quería molestarte es sólo que...deseaba dormir contigo. Te ruego que me disculpes—dijo haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.
Taehyung entrecerró los ojos y ladeo la cabeza. —¿Qué carajo pretendes? —dijo molesto—. No te entiendo...yo ¿A qué estás jugando? Porque no es gracioso.
—No es gracioso por el hecho de que no es una broma, en contraste con lo que puedes pensar y que repito es mi culpa, no quiero lastimarte, deseo hacer las pases porque te amo ¿No recuerdas lo que hablamos en la noche? No quiero seguir fingiendo que algo no pasa entre nosotros y ahora esta roto estoy buscando la manera de repararlo, pero necesito de tu ayuda al menos dame la oportunidad de hacerlo—suplicó con la mirada. Estaba desesperado por una respuesta.
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El Rey De Hielo *KookV*
Fanfiction"SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA DE LOS REYES" Y cuando sus manos lo tocaron sintió el calor del hielo, sus ojos grises lo examinaron mirando en su interior y con una sonrisa beso su cuello haciéndolo arquear la espalda desesperado. -¿Qué tanto lo deseas...