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Los primeros capítulos de desarrollan antes de que Jungkook y Taehyung visitaran el reino de Min.

Nuevamente aquel terrible sueño, ese que lo mantenía sudando y exaltado, el que hacía su corazón palpitar con fuerza y que sus lágrimas salieran aún y cuando sus ojos permanecían cerrados.

Apretó los ojos tratando de modular su respiración, sus manos temblaban al igual que su labio inferior, en la frente algunos cabellos se pegaban debido al sudor que recorría su nuca hasta su espalda. Sentado en esa inmensa cama completamente solo sollozo hasta que estuvo satisfecho. Aquel sueño se repetía constantemente, aunque habían pasado cuatro largos años, los estragos y el dolor seguían presentes, y lo peor era que no se trataba de un sueño, sino de un recuerdo, uno muy doloroso.

Detrás de la ventana el cielo estaba a punto de despejarse con la poca luz del sol que existía en el norte. Sin importarle estar caliente y sudado se levantó de la cama y caminó a la ventana, abrió está a la par y sacó la cabeza, el aire frío del invierno interminable golpearon cada parte de su ser entumeciéndo su rostro y secando las pocas lágrimas que quedaban.

La frialdad del bosque le llenaron de nostalgia, ahí estaba su hogar, uno al que no pertenecía. El Reino de Norte.

—Señor Taehyung no puede estar cerca de la ventana—dijeron a sus espaldas.

Suspiró, ni siquiera había escuchado a alguien entrar, era normal que en su condición de inhibiera de todo lo que había alrededor, dejando de prestar atención a los detalles.

—Lo sé—cerró los ojos antes de volverse y sonreír tenuemente—. El desayuno puedes ponerlo ahí.

—¿No quiere tomarlo en la cama señor? —preguntó indecisa—. El doctor dijo que debía guardar reposo, su estado aún no es el mejor, hace días tuvo fiebre.

—Estoy mejor—dijo con una sonrisa apenada, no le gustaba enfermar y que los demás se desvivieran en cuidarle. Se acercó a la silla que estaba al lado de la chimenea prendida y se sentó, la mucama llevó la bandeja con sus alimentos a la pequeña mesa que estaba al lado—. Gracias, puedes retirarte.

—Lo haré señor, si necesita algo, no dude en llamarme—hizo una ligera reverencia y se marchó.

Taehyung se quedó observando la bandeja, había fruta, avena y té de manzanilla con leche. Empezó a comer, sintiendo aún su estómago indispuesto, mientras comía, las pequeñas lágrimas recorrían sus mejillas, mirando alrededor comprendió que aquella habitación era demasiado grande y él, se sentía tan solo.








Estaba tratando de escapar de aquellas mujeres que no hacían más que prepararle trajes imposibles de usar, eran pesados debido a las pieles, pero aunque odiaba usarlos era su único refugio del frío invierno. Miró a la chimenea, esa mañana había comido ligeramente y su estómago se sentía vacío, deseaba probar más, pero la hora de la comida ya había pasado, en el castillo tenían un estricto itinerario que todos debían seguir al pie de la letra por órdenes del rey, su esposo.

—Mi señor, creo que le hace falta un corte de cabello—dijo una pelinegra sonriente, mientras acariciaba su cabello.

—No Hwasa—susurró adormilado debido a cómo los dedos de la experta chica trabajaban en sus mechones rubios—. He decidido dejarlo más largo.

Le gustaba ver su cabello crecer, pero a quien más le agradaba aquel cambio era al rey, no tenía forma de confirmarlo, este no se lo había dicho nunca, pero se dio cuenta que cada que tenían intimidad él acariciaba su cabello enredando los dedos y jalando sin hacerle daño. Lo dejaría largo hasta que esté le dijera que debía cortarlo.

El Rey De Hielo  *KookV* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora