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—Debiste negarte—dijo entrando a la habitación sin molestarse en llamar. 

Taehyung no se dió la vuelta, siguió mirando la ventana abierta por dónde se filtraba el aire helado de la tarde. Jungkook no desistió y con la sangre humeante de coraje caminó hasta quedar a escasos pasos de su esposo, la intensidad del momento hacia que tuviese ganas de tocarlo, pero se abstuvo como siempre.

—Te he hablado—dijo entre dientes.

—Y yo te he escuchado, pero no tengo nada más que decir—suspiró cerrando los ojos sintiéndose atemorizado de tenerlo tan cerca.

—Es increíble que desees pasar días en el camino estando enfermo—bufó frustrado—. Porque ni creas que voy a retrasar el camino si te sientes mal, has decidido ir y no me importa en lo más mínimo tu salud y la de ese engendro que intentas proteger. No me importa si mueres en el camino.

Las palabras dolían incluso más que los golpes, quería ponerse a llorar en la cama, pero paró, no le iba a dar ese gusto no cuando su intensión de lastimarle era clara.

—No se preocupe mi señor, da igual si me siento mal aquí que en el camino, prometo no retrasar el viaje, no escuchará nada de mí en esos días, me mantendré callado como lo he hecho hasta ahora.

Jungkook cambió su semblante de inmediato, era como si una extraña señal se hubiera activado en su cabeza, no se movió de lugar, pero aligeró su tono de voz, su cabeza estaba doliendo demasiado, aquello estaba sobrepasando su cordura. 

—¿Te sientes muy mal?

La tranquilidad de la voz hizo que Taehyung se volviera quedando frente a él. Sus ojos se encontraron como aquella mañana, el calor conocido y aterrador se instauró de nuevo en su cuerpo recorriendo cada espacio de su ser haciendo que sudara a pesar del frío.

—A mejorado—susurró porque sabía que si subía el tono su voz sería tan inestable que le haría pasar un momento vergonzoso—. Estoy bien, ahora está mejorando.

Pero no contó con que Jungkook sería capaz de ver la inseguridad en sus ojos, bufando se acercó haciendo que el rubio subiera todas sus defensas, últimamente era incapaz de soportar los ataques que recibía cuando se enfrentaban. Jungkook no paró hasta quedar a escasos centímetros de su cuerpo tanto que si se agachaba un poco podría sentir sus respiraciones combinarse.

—Por favor, quédate—suplicó con mortificación en la voz.

—Lo siento, pero no puedo hacer eso—respondio con singular calma—. Es mi deber Jungkook.

—No—interrumpio Jungkook bajando la mirada—. Tu debes es estar bien y sano, no podrás soportarlo es un viaje largo y...

—¿Por qué quieres que me quede? ¿Cuál es la verdadera razón de tu insistencia? ¿Qué acaso deseas la compañía de alguien más? —preguntó con tristeza al sentir que la historia se repetía nuevamente, durante días había estado pensando que posiblemente Jungkook ya había encontrado a alguien más, cosa que le estaba aniquilando por dentro.

No recibió respuesta, a medida que pasaban los segundos un nudo se formaba en la boca de su estómago. Estaba por huir de ahí cuando Jungkook lo atrajo a su cuerpo recostando su cabeza en el duro pecho, su respiración se detuvo por un momento, se sintió mareado y lo único que escuchaba eran sus latidos volverse locos en su interior. Temblando subió las manos y las descanso en su fuerte espalda. Jungkook respiro el aroma del rubio cabello haciendo regresar ese cosquilleo conocido y al mismo tiempo ajeno que tanta satisfacción le daba. Sus cuerpos experimentaban sensaciones desconocidas, no se habían dado cuenta lo mucho que extrañaban la cercanía hasta que sus brazos se encontraron.

El Rey De Hielo  *KookV* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora