12. Mar de dudas

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— De verdad, ¿vas a seguir ignorando los mensajes del pobre hombre? — Preguntó Bris, poniendo en pausa la película, a la que en realidad ninguna prestaba mucha atención y mirando a su amiga.

— Sí. 

Amelie intentó quitarle el mando a distancia para reanudar el filme e ignorar la conversación, que no quería volver a tener, pero la otra no la dejó.

— ¿Te das cuenta de que es una tontería?

— ¿Una tontería? ¿En serio, Bris? Es muy posible que me esté utilizando para darle publicidad a una película y tú dices que es una tontería.

— Eso en realidad no lo sabes pesada, es solo lo que supone Shondra. E incluso ella te repitió y afirmó incontables veces que tampoco estaba segura de ello. — Protestó, la cabezonería de su amiga la hacía enfadar cada vez más. 

— Lo sé, pero podría ser verdad. No pienso ponerle las cosas fáciles como una tonta crédula y emocionada de que él le preste un poco de atención. — Algo que en el fondo era, pero Nicholas no tenía por qué saberlo. 

—  Tonto es lo que estás haciendo ahora. No, no pongas esa cara e intentes ignorar lo que te digo ¿Y si no es así? ¿Y si realmente le gustas al chico? ¿Te lo has planteado siquiera?

— Y si... Y si... No. Sabes que desde el principio tenía dudas con el tema, ahora es evidente que todo es un montaje.

— Pero piénsalo un poco con calma. — Rogó Bris, tratando de llevar algo de cordura a su amiga. — A lo mejor el chico va en serio, tal vez no tenga nada que ver con la película, puede que ni siquiera esté interesado en el papel. Y tú te estás perdiendo la increíble oportunidad de salir con tu amor platónico por sospechar sin pruebas.

—  Ay no lo sé Bris... todo esto me parece tan raro.

— Lo es un poco, la verdad. Algo increíble incluso. ¿Quién se iba a imaginar que tendrías una oportunidad así con tu crush famoso? Pero está pasando, es real. Sigue hablando con él y deja de intentar sabotear una posible relación, como siempre.

— No estoy saboteando nada, tengo dudas...

— Ya, seguro que no intentas salir corriendo en dirección contraria, como siempre que sientes que el hombre en cuestión te interesa bastante.

— No estoy haciendo eso, apenas lo conozco. Además, tú haces lo mismo.

— No estamos hablando de mis fracasos amorosos, ni de mis momentos de pánico, hablamos de los tuyos. — Se quejó, sabiendo que ella tenía razón. — No intentes desviar el tema, sigue hablando con él, dale la oportunidad. Si resulta que tienes razón pues le ignoras, pero antes no lo hagas. No pierdas esa oportunidad por ser una cagada, como siempre.

— ¿Por qué se nos dan tan mal estas cosas?

— No lo sé, pero tú eres peor, porque eres capaz de entenderlo lo suficiente como para escribirlo bastante bien. En cambio, yo... — Se encogió de hombros y siguió comiendo palomitas. — Da igual. Responde al pobre muchacho, que lleva días esperando por unas palabras.

— No creo que estuviera esperando, pero de acuerdo. Puede que tengas razón, no pierdo nada por darle una oportunidad. Si al final resulta ser un idiota, lo ignoraré.

Amelie tomó su teléfono y buscó entre los mensajes recibidos. Allí estaban los de él, esperando silenciosos a que ella decidiera prestarles atención. 

Se había pasado el fin de semana muerta de ganas de echarles un vistazo. Pero cada vez que se encontraba a punto de hacerlo, una parte de ella, la más negativa e insegura, le recordaban las sospechas de Shondra y acababa cerrándolo todo y apartándose del teléfono.

Puede que Bris tuviera razón. Estaba siendo tonta, no perdía nada por seguir hablando con él hasta que se supiera la verdad. Tal vez el chico era inocente y todo se olvidaría, o por el contrario puede que fuera un falso con el que se vería obligada a trabajar. Entonces seguro que le pondría las cosas difíciles de verdad. 

Pero, de momento no se sabía nada. Así que lo más justo sería seguir tratándole de manera normal, como había hecho tan solo unos días antes. Aunque ahora se protegería un poco a sí misma por si acaso.


Nick: ¡Sí! Es Grecia, es verdad, está bastante lejos y también es increíblemente bonito. Deberías venir a verlo en cuanto tengas oportunidad.

Nick: Así que empiezas a tener dudas sobre Marte porque el hombre en cuestión es simpático... entiendo. De todas formas, yo ya tengo medio informe redactado por si acaso. También he oído decir por ahí que él es buena gente y muchas chicas le encuentran atractivo, parece un buen partido. Puede que al final no sea necesario que te vayas tan lejos.

Nick: Por cierto, ahora que tal vez ya no quieras dejar este planeta. Puedo encargarme de hacer otro informe sobre Grecia, seguro te gusta más este clima para fugarte y desaparecer del mundo.


Esos eran los primeros mensajes que aparecían, luego al día siguiente había llegado otro acompañado de una foto que decía:


Nick: Buenos días viajera a la fuga. Mira, estas son mis vistas desde el hotel en el que me estoy quedando, tal vez te ayuden a decidirte por Grecia. No es el planeta rojo, pero sigue estando lejos y además tiene mejores playas. 


En la foto aparecía un gran ventanal, casi del tamaño de una pared, con unas extensas vistas al océano azul calmado y un pequeño sofá desde el que contemplar toda esa maravillosa inmensidad. Era como estar viendo un trozo de paraíso. 

Nick tenía razón el lugar era hermoso. 

Las pequeñas partes de la habitación que podían verse indicaban que era muy cómoda, lujosa y bonita, pero todo eso empalidecía en comparación a la naturaleza salvaje que podía apreciarse al mirar hacia el horizonte. 

¿Podía alguien realmente ser tan agradable y a la vez estar mintiendo? 

No estaba segura, pues sabía que la gente podía llegar a ser muy mala cuando quería. Pero era tan difícil pensar que alguien que le escribía de esa forma lo hacía sin realmente sentir nada.

— Ah, ves, ¿Cómo alguien tan mono te va a estar engañando? — dijo Bris apareciendo sobre su hombro, haciendo evidente que llevaba todo el tiempo leyendo los mensajes. — Además mira — ella subió hasta dar con la primera foto que él le había enviado. — Alguien con esa sonrisita de bebé jamás podría ser malo. Es demasiado puro para algo así, mírale, mírale.

— Sí relájate, ya he aceptado que a lo mejor tienes razón. — Dijo apartando el teléfono de su cara — Le responderé, es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

— Así me gusta. — Briseida puso cara de suficiencia y dio varias palmadas en el aire —Haciéndole caso a tu amiga que nunca ha tenido una relación duradera.

— Si, que desastre de persona. Yo tampoco sé lo que estamos haciendo, pero no importa. A caminar se aprende andando, ¿no?

— Estupendo, por eso nos va tan bien en el amor. Da igual, creo que deberíamos ir a tomar algo. Para distraernos un poco.

— ¿Ahora? No gracias, no quiero tener que vestirme como persona. —Miró su viejo pijama y se tocó el pelo desarreglado — Pero podemos abrir una botella de vino de las buenas, pedir pizzas y ver "The Breakfast Club" ¿Eso valdría?

— Sí, me parece un plan maravilloso, un poco de John Bender siempre viene bien. Voy a traer el vino en lo que tú respondes. 

¿Me voy a Marte o me quedo contigo? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora