Lo amaba, pensó maravillada mientras se sentía invadir por un mar de sentimientos nuevos.
Era increíble, algo que estaba muy por encima de sus posibilidades o su razón y no podía evitarlo, aunque quisiera. Algo que en el fondo sabía perfectamente desde hacía algún tiempo, pese a que aún no fuera capaz de aceptarlo abiertamente.
Lo cierto es que tenía que admitirlo al menos para ella misma, estaba total y completamente enamorada de Nicholas Collins.
Lo mejor de todo, es que él se encontraba en la misma situación.
A pesar de que, tampoco se atreviese todavía a poner en palabras, todo aquello que invadía su corazón, su cuerpo e incluso su alma, no le cabía ninguna duda de que estaba perdidamente enamorado de Amelie.
Estaban exactamente en el mismo punto, aunque ninguno de los dos lo supiera todavía. Aunque no fueran capaces de confesarlo por el momento, era una realidad. Habían encontrado en el otro, sin lugar a dudas, uno de los tesoros más valiosos que puede ofrecer la vida, el amor.
Ante tales revelaciones internas, ambos se quedaron mudos. Eran completamente incapaces de hablar en ese momento por mucho que lo intentaran. La grandeza de sus sentimientos, apenas reconocidos, los había golpeado con la fuerza imparable de un tren de mercancías y, además, sin previo aviso. Era como si les faltara el aire y, al mismo tiempo, tuvieran los pulmones llenos del mismo. Como un vaso que está a punto de desbordarse, pero al que sin embargo no se le derrama ni una sola gota.
Rebosantes, repletos, felices, emocionados, pero sin el brío o la seguridad suficientes para dejarlo salir todo libremente.
Se trataba de un descubrimiento demasiado grande, potente, como para asimilarlo tan rápidamente. Pese a que debían aceptar que ya lo sospechaban desde hacía algún tiempo, no era lo mismo reconocerlo por fin ante la persona amada y encima por primera vez en la vida. Había muchas cosas que procesar individualmente primero.
Entre todo ese enredo de sentimientos nuevos y sin poder dejar de pensar en otro tema que la preocupaba, Amelie comprendía que, pese a ganarse el pan jugando correctamente con las palabras, ahora no era capaz de convocar ninguna. Porque nunca podría explicarle a Nick lo mucho que significaba para ella que se preocupara por algo que estaba segura de que ocultaba a la perfección, por una cosa que probablemente él nunca habría detectado o le costaría mucho trabajo hacerlo.
El simple hecho de que se sintiera mal, preocupado, por no haber sido capaz de verlo o que además, quisiera ponerle solución inclusive al más mínimo detalle que pudiera afectarla negativamente, era algo que conseguía llevar luz y calor incluso hasta los lugares más recónditos e inhóspitos de su alma.
Ella era plenamente consciente, desde hacía algún tiempo, de haber levantado a su alrededor cientos de muros por diferentes razones, pero uno de los más gruesos había sido creado para esconder lo que le sucedía en las situaciones como las del restaurante.
Aunque era perfectamente capaz de sentir y comprender infinidad de cosas, le costaba muchísimo sacar todo eso a relucir, demostrar o explicar cómo se sentía; salvo a en algunas contadas ocasiones y normalmente a través de sus personajes. La sola idea de revelar todo el caos que se creaba dentro de ella, sobre todo ante situaciones desconocidas, preocupantes o ligeramente multitudinarias como había sido el caso de esa noche con Eddie, la llenaba de una tremenda ansiedad y desasosiego solo ligeramente superado por la situación en sí.
Por esta razón, había aprendido a lidiar con ello sola, a disfrazarlo, a afrontarlo con sus propias herramientas y a seguir adelante. Aunque a veces se sintiera como una tarea titánica o agotadora. Probablemente habría muchas personas capacitadas o dispuestas a ayudarla para que todo ese proceso fuera más sencillo, pero la propia complejidad enmarañada de esos sentimientos la enmudecía y le impedía solicitar cualquier tipo de apoyo.
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¿Me voy a Marte o me quedo contigo? [COMPLETA]
RomanceAmelie Lennox es una escritora novel a la que gusta estar muy cerca de sus lectores y compartirlo todo con ellos y con su amiga Bris, claro. Todo funciona genial en su vida, hasta que conoce a Nicholas Collins, una sensación en Hollywood y el hombre...