Capítulo 38

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Lectores... ¡tenemos portada nueva! 🥳
Quiero agradecerle muchísimo a stufbella por su increíble trabajo en la portada (gracias bellx 🤍)
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- ¡Me dijo que no le pasaría nada! - le reclame al entrar al consultorio.

- Buenas tardes Isabela, ¿cómo te va? - dice el señor Ruiz en tono irónico.

- Nada de cordialidad, respóndame - siento que mi sangre hierve.

- ¿De que hablas? - pregunta.

- No se haga el desentendido señor Ruiz, usted me dijo que si le daba aquel líquido a Tom no le pasaría nada - golpeó la tabla de madera con hojas que trae en sus manos.

- Que desagradable actitud tienes Isabela, ¿tomaste tu medicamento? - recoge las cosas del suelo y está colmando mi paciencia.

- Al carajo el medicamento, ¡respóndame! - me pongo frente a él y este no emite ninguna palabra.

Observó su serio rostro y él como me analiza poco a poco, paso mi mano por mi cabello y camino hacia otra dirección, lo estuve meditando toda esta situación desde que nos dieron de alta del hospital, rompí aquel frasco que me dio y estoy a punto de demandar su negligencia laboral.

- Le juro que si no me responde, iré a la policía y lo denunciaré - vuelvo a mirarlo.

- No creo que sea necesario, lo que le pasó a Tom era el resultado que se esperaba - camina hacia su escritorio marrón.

- ¿O sea que poner en riesgo su vida era el resultado que esperaba? - digo exaltada.

- Tú no lo entenderás, es parte de culminar la profecía - dice con el tono más tranquilo, esto termino con mi paciencia.

Camino rápido en su dirección y lo tomo de su camisa, me ve un momento con terror y al pasar de segundos se ríe en mi cara, hace que lo suelte una bofetada y esté se lanza contra mí.

- Mira niñita, no vas a arruinar nuestros planes - dice entre dientes - nos ayudarás a termina todo el mal qué hay en él.

- Váyase a la mierda - lo empujó y salgo del lugar.

- ¡Veras que sólo causa el mal y que nosotros teníamos razón! - lo escucho antes de subir al elevador y bajar hasta el estacionamiento.

Esto es totalmente mi culpa, jamás debí haber venido con este tipo, creí que era de los más razonable pero termino siendo todo lo contrario, estúpida yo por no haber notado sus intenciones desde un principio. Subí a mi coche y puse los seguros, puse mi cinturón y comencé a conducir hacia la casa de Harrison, tengo que hablar con alguien de lo que está pasando ahora mismo; Mia no se encuentra en la ciudad, así que tendré que ir con el rubio.

- ¡Chabela, que gusto! - fue lo primero que me dijo al abrir.

Entre a su casa y este me dio una mirada extraña, me senté en su clásico sofá color camel y este me imitó. Bajo la mirada de mi mejor amigo y jugando con las hebras del pequeño cojín en mi regazo mis lágrimas se deslizan con facilidad, toda aquella presión que sentía al enfrentar a aquel señor y no poder llorar para mostrarme fuerte se acúmulo para este momento, Harrison me abrazo y acaricio mi cabeza sin decir ninguna palabra, le agradezco por soportarme.

- ¿Qué sucede bonita? - pregunta recargando su barbilla en mi cabeza.

- Mi vida se está yendo a la mierda - sollocé - hice cosas que no debía y me arrepiento como no tienes idea.

- ¿Tan malo es? - me levante de su pecho para hacer contacto visual e hizo un gesto de desaprobación - parece que si.

Me vuelvo a recortar en él sollozando un poco más y  poco a poco me voy tranquilizando, la respiración de Hazza me arrulla y estoy casi por quedarme dormida.

- ¿Tiene que ver con Tom? - pregunta y asiento en respuesta - ¿te hizo algo?

- No, más bien yo le hice algo - pasó mi mano para limpiar mis lágrimas.

- ¿Qué pudiste haberle hecho? - me levanto y me mira confundido.

- No puedo decirte Hazza - desvió la mirada.

- ¿Decirme qué? ¿Qué Tom es el Diablo?

Me quede sorprendida al escucharlo, lo dijo tan natural que me causa un no sé qué... abro los ojos como plato y este no había captado lo que dijo hasta ver mi rostro.

- Digo... no es como que sepa algo - dice nervioso.

- ¿Desde cuando lo sabes? - pregunto.

- Desde que fuimos con tu familia de vacaciones.

- ¿Y no me dijiste? - digo molesta.

- No creí que fuera necesario, me pidió que no te dijera - justifica.

- No lo puedo creer - ruedo los ojos.

- ¿Qué fue lo que le hiciste? - dice después de unos segundos de silencio, desvío la vista y respiró profundamente.

Se que si le digo, él sería incapaz de juzgarme e ir a contarle al chico Holland, así que cierro los ojos y vuelvo a respirar profundamente. Abro los ojos y Harrison me observa atentamente.

- Creo que fue por mi culpa que Tom fuera al hospital - confieso.

- No digas tonterías Isabela - se burla de mí.

- Lo digo enserio, le di unas gotas de no se que y eso le afecto - digo apenada.

- ¿Gotas? ¿Qué gotas?

- No lo sé, mi terapeuta me las dio y nunca me dijo que eran - acomodé mi cabello como si me fuera a dar un ataque de ansiedad.

- ¿Qué tiene que ver el terapeuta aquí? - pregunta más confundido.

- Desde que le conté de mi caso, habla de una tal profecía que involucra al diablo y demás cosas que no me interesan - apoyo mi cabeza en mis manos que están sobre mis piernas.

- Tranquila, eso quiere decir que no fue tu culpa - toma mi mano.

- Pero yo se las di, fue mi culpa - dije exaltada.

- Tranquila, ya paso... lo bueno de esta situación es que él está bien - dice.

- Por favor no le digas, no quiero que me deje de hablar - le suplico.

- Tu secreto está bien guardado - reafirma nuestro agarre de manos y me sonríe.

Sabía que él o me juzgaría, que me apoyaría y se que si le pido ayuda para descubrí que fue realmente lo que le di a Tom, él siempre me ayudará

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Sabía que él o me juzgaría, que me apoyaría y se que si le pido ayuda para descubrí que fue realmente lo que le di a Tom, él siempre me ayudará.

𖤐. ❛𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐋𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐏𝐋𝐀𝐂𝐄𝐑, 𝑡𝑜𝑚 ℎ𝑜𝑙𝑙𝑎𝑛𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora