Capítulo 16

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Odio esta mañana, odio todo ruido que se escuche a mi alrededor, odio haber tomado tanto en la fiesta de ayer, al despertarme en casa de Mia que no sé cómo llegamos, me tomé la cabeza entre mis manos y todo daba vueltas, baje a la cocina y aún no había nadie despierto. Me sirvo agua en un vaso que tome de la alacena y busco una aspirina o algo que me quite el dolor.

-¿Qué tal tu resaca? – preguntan detrás de mí.

-Todo me da vueltas Sebastián – apoyo mis codos sobre la mesa y sobre mis manos mi cabeza.

Sebastián es el hermano mayor de Mía, va en nuestra misma universidad, pero a diferencia que el estudia para médico y va grados mayores que nosotras claramente, cuando éramos pequeños siempre que venía a casa de mi amiga me topaba a Sebas por el lugar y jugaba en ocasiones con nosotras; podríamos resaltar que tenía un crush con él.

-Toma – me dio una pastilla.

-Gracias – la tomo y espero a que haga su efecto.

-¿Mia todavía no despierta? – abre el refrigerador y toma la jarra con jugo de naranja.

-Está igual o peor que yo – suelto una risa baja.

-Novatas, eso pasa a menudo – sirve el jugo y bebe.

-Y tú eres todo un experto – me cruzo de brazos y digo con burla.

-Llevo un poco más de ventaja – se acerca a mi y deja su vaso a un lado.

Lleva un short azul marino y una playera sin manga gris que deja ver sus brazos marcados por el ejercicio, desvió mi vista y tomo el agua que dejé en mi vaso, tal vez debería irme ya a casa.

-Recuerdas cuando jugábamos en aquella casa – señala una casita de plástico en el jardín.

-Sí, pasábamos horas jugando ahí – sonrió por el recuerdo - Mia era la reina, yo la princesa y tú...

-El príncipe que iba a rescatarte – me interrumpe y reímos – y aún sigue pasando.

-¿Por qué lo dices? – lo veo confundida.

-Fui por ustedes a la fiesta después de que aquella changa me hablara – oh mi dios, sólo espero no haber hecho una estupidez.

-No hice nada malo ¿cierto? – lo veo con una mueca y él comenzó a reír.

-Bailaste y cantaste durante todo el camino, te veías graciosa – me pica las costillas con su dedo y me hace reír.

Continuó con las cosquillas haciendo que me mueva como loca en el lugar, sabe que odio que haga eso y le vale; una vez que le imploro que pare, atiende mi suplica haciéndonos quedar cerca, mirándonos fijamente y desviando nuestras miradas a los labios del otro. Toma mi mejilla entre sus manos y me acerca a él, nuestros labios se rozan, no soy capaz de responder así que me dejo llevar.

-¡Este dolor me está matando! - dice Mia desde las escaleras haciendo que nos separemos.

Me giro y tomo el vaso que anteriormente había tomado y Sebastián camina hacia el lado opuesto a mí, mi peli negra amiga llega y se sienta en el comedor viéndonos y luego se recuesta sobre la mesa. Lleno el vaso de agua y le llevo una pastilla para calmar su dolor.

-Gracias Isa – nos sonreímos y me siento a su lado.

-¿Qué tal te va? – rió levemente.

-Fatal, me duele todo – se queja y se recuesta nuevamente.

-Tal vez sino hubieras tomado el alcohol como si fuera agua, no estarías así – interviene Sebas haciéndome reír.

-Jodete – le muestra el dedo medio.

𖤐. ❛𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐋𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐏𝐋𝐀𝐂𝐄𝐑, 𝑡𝑜𝑚 ℎ𝑜𝑙𝑙𝑎𝑛𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora