V. Términos y condiciones.

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Taehyung respiró hondo mientras volvía a caminar por el pequeño pasillo fuera de la sala de juntas.

Seokjin le había dicho dos días antes que Jimin aceptó su propuesta pero que necesitaban hablar frente a frente antes de acordar cualquier cosa.

Y claro que al grandioso y único presidente de Serendipity Editoriales era tener esta importante e íntima conversación en la sala de juntas de la empresa, los dos solos y varias horas después que se hubiera acabado la jornada laboral del día.

Hobi y Jungkook lo esperaban en la casa del segundo para cuando saliera de la cita. Jungkook lo había tenido que dejar solo al terminar el día mientras él volvía a su hogar.

Jungkook había entrado dos meses después que él y habían quedado en la misma sección editorial, junto a Jin, que era el redactor en jefe del piso. Todos sabían que Jin y Taehyung eran familia, pero el Omega menor se había partido la espalda demostrando que era un digno editor junior de la empresa sin necesidad de tener contactos o en base a favores familiares.

Lo mismo con Jungkook y Yoongi cuando supieron que eran esposos, pero aunque Yoongi era el CEO y editor en jefe de otro piso, solo se veían para comer, llegar e irse juntos al trabajo.

Hobi tenía una academia de baile donde estaba siendo cada día más y más reconocida y privilegiada, siendo él uno de los mejores bailarines internacionales que tenía Corea del Sur.

Normalmente Hobi trabajaba hasta tarde pero ese día había decidido salir temprano para saber qué pasaría con su amigo y Park Jimin.

Alfa que, por cierto, llevaba cinco minutos esperando a Taehyung en la sala de juntas.

Taehyung se acercó otra vez a la puerta y respiró hondo por millonésima vez. No se sentía listo para ver al Alfa a solas y hablar de por qué les convenía casarse en menos de 3 semanas.

Pero debía hacerlo. El tiempo corría y ni Jimin o él tenían tiempo para detenerse a pensar esto con claridad.

Se miró de reojo en el reflejo desigual de los ventanales, viendo su ropa en perfecto estado, tomó el picaporte con fuerza y contó hasta cinco, para después abrirla y entrar con los hombros bien cuadrados.

—Llegas tarde —fue el espléndido saludo de su futuro marido.

Listo, se acabó, no habrá matrimonio, pensó con enojo, pero respiró otra vez y recordó un tictac imaginario que lo hacía ponerse más nervioso por el futuro.

Sonrió con falsa dulzura y entró a la sala despacio, la puerta cerrando poco a poco hasta que el suave clic sonó en el lugar vacío excepto por ellos dos.

La sala de juntas era larga y elegante, como todo Serendipity era. De techos altos con lámparas de focos grandes y de luz cálida, tres paredes de madera con franjas bien definidas y un ventanal enorme que daba una vista preciosa a la ciudad de Seúl. La mesa de caoba negra era lo más elegante y largo de la sala, con sillas de ruedas y asientos de cuero negro. Había cuadros donde estaban retratos de diferentes autores coreanos y los extranjeros que habían decidido publicar con ellos.

Park Jimin estaba a la cabeza de la mesa, en esa silla que parecía más bien un pequeño trono y le daba la luz de la noche en todo su esplendor del lado izquierdo. Y maldita sea, se veía aún más etéreo y perfecto de lo que ya era.

Este era el problema con Park Jimin: parecía un ángel salvador y santo nada más viéndolo, pero cuando lo conocías, Luzbel se quedaba tonto a su lado.

Los más hermosos son los más peligrosos, había dicho su mamá cuando empezaron a hablarle de buscar marido, a la tierna edad de 13 años. Jamás había puesto mucho atención a su madre, pero viendo ahora al Alfa todo poderoso sentado frente a él, Taehyung podía ver que sí tenía algo de razón.

A (Un) Married StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora