XII. Apuesta.

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De hecho, era malo. Muy malo.

Dos semanas después, Jimin estaba considerando abiertamente dar todo por terminado y divorciarse del Omega antes del mes.

Y no es que Taehyung fuera malo. De hecho, era todo lo contrario. Era alguien suave y dulce, le gustaba dormir abrazado a algo y usualmente cantaba en la ducha, cocinaba bastante rico aunque cosas muy básicas y le gustaba el vino dulce, ya fuera rojo, blanco o rosado. Escuchaba música de todo tipo, especialmente de los 80's y 60's, esa música cursi americana.

También le gustaban las películas y series, sabía datos curiosos de los actores o inclusive las peleas que había habido entre tal y tal actor. Sabía identificar cuál era la canción clásica que luego sonaba de repente en su celular sin siquiera verificar su pantalla y también sabía la vida de los pintores y autores asiáticos y europeos más famosos.

Solía dormirse mucho, y aunque Jimin salía antes del departamento y Taehyung seguía dormido, llegaba a tiempo a su trabajo.

Cenaban juntos, a veces comida hecha por Taehyung, otras por Jimin y otras donde pedían a domicilio.

Tenían gustos similares en algunas cosas y en otras discernían, como por ejemplo que Taehyung, a pesar de ser ordenado y limpio, era muy distraído y dejaba tazas, vasos o platos por doquier. También era muy ruidoso cuando algo no le gustaba y prefería no comerlo, dejándolo de lado.

Jimin no se consideraba un obsesionado con la limpieza, pero le gustaba ver todo en su lugar y limpio. Así que era un gran golpe encontrar tazas en el dormitorio, la sala, la biblioteca e inclusive la azotea.

Y en las noches... dios, Taehyung dejaba claro cada noche lo mucho que odiaba ese tablón infernal de madera que solo le hacía darse de golpes al voltearse o acomodarse y era su mayor enemigo. Taehyung dormía completamente tapado por las sábanas pero de repente, a la mitad de la noche, Jimin lo encontraba con las cobijas mostrando sus piernas largas y aceitunadas, al igual que la camisa de pijama dejando ver la mitad de su estómago.

Y ahí yacía la razón de por qué quería divorciarse.

Taehyung era demasiado sensual para su propio bien, inclusive sin él saber el 20% de que lo era.

Le gustaba estar en shorts en la casa, con sus largas piernas a la vista, hacia gestos tiernos y elocuentes al no gustarle algo o emocionarse silenciosamente, y cuando un alimento le gustaba, fuera comida o bebida, hacía ruidos que lo ponían tenso y con ganas de callarlo con una servilleta o su boca.

De preferencia su boca.

Llevaba dos semanas en una tensión sexual demasiado alta inclusive para él. Estaba cansado y probablemente harto.

Yoongi y Jin se reían de él mientras les contaba las noticias de su matrimonio y cómo iban. Jimin les lanzó comida cuando siguieron riendo y se dejó caer más en su sillón individual.

Estaban comiendo en su oficina después de haber tenido una dura junta con socios ingleses que estaban siendo insufribles. Más de lo que los ingleses ya eran. Si no fuera porque eran grandes accionista en el ámbito internacional, Jimin los habría mandado a la mierda desde hace mucho.

—Entonces, ¿te bañas dos veces al día con agua fría por tus bolas de por sí ya azules? —se siguió burlando Yoongi, ahogando las risas pero sin poder evitarlo.

—Ja ja —simuló una risa el Alfa rubio—. En serio, me muero de la risa, waow.

—Mejor morir por risa que por bolas azules —se burló Jin, volviendo a reventar en risas junto a Yoongi.

Jimin necesitaba nuevos amigos. De inmediato.

—Me alegro tanto que ya venga el aguinaldo de diciembre, bastardos burlones —sentenció Jimin con evidente enojo.

A (Un) Married StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora