XXV. Golpe.

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Jimin había tenido varios sustos y días malos, pero sus peores días de sus hasta ahora sus 30 años de vida eran dos.

El primero, el día que murió su papá. Fue un sábado, no tenía clases ni tareas en la universidad, y sus papás lo invitaron a salir con ellos y sus hermanas a comer y al cine. Habían ido primero al cine, comiendo palomitas y demás cosas que tal vez no debieron comer antes de ir a la cita del restaurante que habían pedido. Jisoo estaba contándoles de su pelea que su mejor amiga y ella tuvieron contra una chica que les estaba haciendo bullying por ser Omegas, y cómo le ganaron, estaba en segundo año de secundaria, tan pequeña aún. Su papá le dijo que estaba bien que la haya golpeado, su mamá mirándolo seria pero riéndose entre todos cuando su hermana dijo:

—Sí, papi, les daré de puñetazos como a Cho Anne y les tiraré dos dientes.

— ¿Le tiraste dos dientes? —preguntó su mamá sorprendida, entendiendo por qué su hija había sido suspendida una semana de la escuela.

— ¡Esa es mi niña! —celebró su papá.

— ¡Amor!

Jimin y sus hermanas estaban riendo, junto a su papá, con su mamá negando con la cabeza y levantándose para ir al baño, diciendo que había criado lobos salvajes. Todo pasó demasiado rápido: su mamá caminando hacia el baño, sus hermanas riendo y su papá también, cuando de repente él se detuvo poco a poco y empezó a sobarse el pecho, una sonrisa aún titubeante en su rostro hasta que su cuerpo cayó hacia el suelo y las risas se apagaron de golpe.

— ¿Papá? —preguntó Jimin, saliendo rápidamente de su asiento y acercándose a él. Pero cuando lo tocó del hombro, escuchó a su mamá gritar y la vio de rodillas, aferrada a su Marca, completamente pálida y con lágrimas empezando a caer de sus ojos bien abiertos.

—No, no, no, no —podía verla decir sin hablar.

Cuando Jimin vio la Marca de su madre desaparecer de su cuello, lo supo. Jamás podría olvidar ese día, ni el miedo y dolor que sintió.

Su segundo peor día había sido un momento: Taehyung caminando hacia él, con una sonrisa en su rostro y completamente ajeno al motociclista que no paró a tiempo y fue a estrellarse contra él.

— ¡No! —gritó cuando vio la moto golpear a Taehyung y ambos, su Omega y el motociclista, salieron disparados en diferentes direcciones.

Apenas se dio cuenta que corrió hacia Taehyung hasta que sintió sus rodillas pegar contra el suelo rocoso y querer tocar al Omega, pero sin atreverse más que a revisar su pulso con manos temblorosas.

Miró hacia el motociclista, unos metros adelante de Taehyung y vio que no se movía. Las dos chicas que habían estado al lado de Taehyung estaban paralizadas, con las manos en la boca y pálidas.

—Llamen a emergencias y chequen el pulso del chico —señaló al motociclista. Las chicas lo miraron con sus ojos bien abiertos y él gruñó—: ¡Ya! —en un tono fuerte. Las chicas parecieron despertar de un sueño y mientras una llamaba a emergencias, la otra se acercaba al motociclista.

Jimin sintió la sangre helarse cuando vio un pequeño hilo de sangre empezar a salir de la cabeza de Taehyung hacia sus rodillas y cómo el olor del Omega empezaba a disminuir un poco.

—No, no, no, por favor, mi amor, quédate, quédate conmigo —empezó a susurrar Jimin con desesperación, sus manos acariciando con suavidad los cabellos húmedos del Omega.

Su rostro no podía verse muy bien por la manera en que estaba acomodado y la poca luz alrededor, pero Jimin notaba cómo los labios de su esposo estaban empezando a ponerse azules y un miedo irracional empezó a surgir de su pecho. El sonido de la sirena de la ambulancia lo sacó de ese estado y vio llegar a los paramédicos hacia Taehyung y el de la moto.

A (Un) Married StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora