XXVII. Perdón.

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—Te juro que si me vuelven a pinchar una vez más, les voy a aventar esa jeringa a sus ojos —gruñó Taehyung por décima vez.

Jimin se rió con ganas a pesar del cansancio que sentía en su cuerpo. Llevaba tres días seguidos en el hospital y ya le empezaba a cobrar factura todo el estrés que sufrió días pasados.

Taehyung llevaba despierto al fin 48 horas, todo parecía en orden y muy probablemente le darían el alta hoy. Lo habían mantenido en observación un día más cuando empezó a tener dolores de cabeza fuertes y se mareó al ir al baño, pero todo mejoró cuando le dieron unos analgésicos y durmió unas horas más.

Según les explicó el doctor, su cerebro se iba desinflamando y por eso eran los dolores, pero estaba bien y estable. No podía estar mucho tiempo checando su celular o televisores, y tampoco nada de estrés por un tiempo.

Taehyung no entendía por qué tenía que seguir siendo lastimado por las jeringas para seguir con algunos estudios cuando su doctor le dijo que podría irse pronto y que todo estaba en orden.

Quería irse a su casa, a su cama, y dormir al menos 12 horas más antes de volver a su rutina diaria. Además, la comida del hospital era algo desabrida y estaba harto de la gelatina de agua y el arroz aguado.

Quería comer un kimchi frito con arroz y carne, no un soso arroz con agua y canela.

—El doctor dijo que ya estaba bien, ¿por qué no me dan el alta da una vez? —gimoteó por tercera vez. Jimin se recostó en su brazo extendido, que atravesaba el vientre del Omega y mordió juguetón su cadera.

Taehyung se movió ligeramente e hizo su puchero más pronunciado.

—Son los análisis de rutina antes de dar el alta, Taehyung. Necesitan ver que estás bien para darte de alta por completo.

Él lo sabía. La parte racional de su cerebro le decía que era rutina y todo estaba bien, pero la otra parte, una pequeña pero muy oscura, que le recordaba cómo era venir al hospital cuando tenía el tca y cómo lo observaban cuando lo ingresaban para ponerle suero por estar tan deshidratado y anémico, ganaba a la parte racional.

—Odio los hospitales —murmuró Taehyung con voz estrangulada. La sonrisa de Jimin desapareció.

— ¿Es por lo de tu TCA? —preguntó con suavidad, casi con miedo. No sabía si estaban en buenos términos para volver a tener intimidad como antes, para saber si podía seguir preguntando y aprendiendo de Taehyung y su pasado.

Pero él asintió, suspirando con cansancio y viendo su mano con la férula oscura en lugar del rostro preocupado del Alfa.

—Cuando me diagnosticaron el TCA, tenía 15. Había sufrido un colapso y terminé en el hospital por casi una semana, ya que estaba extremadamente deshidratado y tenía una anemia muy agresiva consumiéndome. Mi mamá se enojó muchísimo y no vino ni un día a verme, pero papá sí, estuvo al pendiente de mí y me ayudó a controlar la anemia lo suficiente hasta que me fui a la universidad. Mamá tomó esto como una ventana a controlarme más mi alimentación, creyendo que comía mal o no sé... el punto es que empecé a venir más seguido al hospital por desmayos regulares y la glucosa baja. Cuando salí de la casa de mis padres, bueno, no fue una mejoría de la noche a la mañana pero sí dejé de venir, excepto a revisiones y no tanto por desmayos o colapsos. Ahora estoy mejor, gracias a la Diosa, pero no dejan de traerme malos recuerdos los hospitales...

Jimin se había ido levantando poco a poco hasta que quedó a la altura del rostro del Omega, acariciando con suavidad sus mejillas y cejas, tranquilizándolo y relajando sus latidos alterados por el recuerdo.

Taehyung suspiró contento y se recargó en la mano del Alfa, había extrañado tanto su calor, su olor, su presencia tan cerca de la suya. Aún faltaba una conversación pendiente, eran conscientes de eso, pero por ahora quería disfrutar de Jimin después del miedo que pasó en los últimos días.

A (Un) Married StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora