A (Un) Married Story

XVIII. Día de Gracias.

La Casa Kim quedaba al otro lado de donde estaba la Casa Park, igual en la zona rica y protegida de la ciudad, casi a las afueras, de hecho. El viaje fue lento y callado, aunque una música suave instrumental sonaba de fondo. Taehyung veía por la ventana las nubes grises y se apretujaba más y más en su abrigo, a pesar de tener la calefacción prendida, seguía sintiendo muchísimo frío en su cuerpo.

Por cómo sentía el aire y veía las nubes grises y cargadas habían dos opciones: o llovía o nevaba. Y Taehyung esperaba que nevara. Sería la primer nevada de la temporada y estaba ansioso de sentir su suave frialdad en su rostro y ponerse suéteres grandes y esponjosos para irse a trabajar o estar en la casa.

— ¿Es por aquí, Taehyung? —le preguntó el Alfa mientras disminuía la velocidad al ver el camino de tierra que llevaba hacia la puerta de la Casa Park.

—Así es —susurró Taehyung, indicándole hacia dónde ir. Conforme veía acercarse la reja de hierro forjado entre los árboles, sentía su corazón latir con fuerza y cómo se le escaparon feromonas de estrés.

Jimin detuvo el coche mientras daba su nombre por el transmisor y las puertas se abrían. Miró a su esposo y tomó su mano, dejándola en su muslo mientras subían la pequeña colina para llegar a la Casa Kim.

Ésta era como la imaginó: grande, lujosa y algo extravagante. Tenía una fuente en medio de la entrada, donde se podía dar la vuelta el coche para entrar y salir, el frente tenía pilares blancos como si fuera parte de la antigua grecia y con cuatro ventanas de cada lado de la puerta, que era grande y de madera doble, con picaportes dorados. Había una placa en la derecha, justo abajo de una lámpara tipo farol pegada a la pared que podía leerse "Casa Kim desde 1913" en grandes letras doradas y elegantes.

Dos mayordomos salieron en cuanto Jimin estacionó en frente de la entrada, pero no se acercaron de inmediato. Él miró a Taehyung, que estaba aferrado a su mano y mirando el tablero del coche mientras respiraba con dificultad. Se acomodó para poder mirarlo de frente y tomar su rostro con su otra mano.

—Taehyung, mírame —esperó hasta que el Omega lo mirara a sus ojos, pero éstos estaban llenos de temor y ansiedad, no de su acostumbrado brillo pícaro y algo malicioso—. Cariño, si no quieres entrar, puedo dar la vuelta ahora mismo y nos vamos. Podemos disculparnos con tu abuela y decirle que salió una emergencia o algo así.

Taehyung entrecerró los ojos, como si lo estuviera pensando seriamente pero suspiró, negando con su cabeza y descansándola en la palma de la mano del Alfa. Apretó su mano con fuerza y la relajó.

—No, no podemos hacerle esa grosería a mi abuela... —bajó la mirada a sus manos unidas y se mordió el labio—. Solo... No me dejes solo, ¿por favor?

Jimin lo hizo volver a mirarse a los ojos.

—Lo prometo.

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El interior de la casa era grande, lujoso y más cálido de lo que creyó. Sí, era de pisos y paredes blancas, pero tenía cuadros y fotografías que le daban un aire familiar y de confort a la casa. Había una gran escalera que se abría a la mitad y se convertían en dos al centro de la entrada, del lado derecho había un salón grande y que se veía más bien para cosas formales, abajo de la escalera, a la mitad donde había un pequeño balcón, al fondo se podía ver una pared falsa con flores y pilares, por donde empezó a caminar Taehyung. A la izquierda, detrás de la escalera y antes de llegar a la pared falsa, estaba un salón, más personal, dos escalones más abajo y donde había una gran chimenea de piedra al centro en el fondo, varios sillones y macetas en cada pared. Era grande el salón pero por las fotografías que abundaban, podía preveer que era el salón familiar.