Capítulo 27

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De camino a la casa de Jack, nadie dijo nada. Nos mantuvimos en un molesto silencio; tampoco era que tuviera muchas ganas de hablar, todo lo que pasó me atormenta cada vez que lo pienso. Desaté una furia incontenible dentro de mí, que acabó con una vida y por poco con la del peliblanco, casi destrozo todo y eso me duele.

No tengo ni la menor idea de qué clase de cosa soy. Jack dijo que poseía las tres sangres: vampiro, lobo y humano, y que eso era prácticamente imposible. No sé si lo que tiene planeado para ocultar mi origen funcione, pero ya no tengo nada que perder.

—Voy a cambiarme —anunció el vampiro, sacándome de mi ensimismamiento.

Hace poco llegamos a su casa sin hacer mucho ruido, nadie notó siquiera cuando salimos. Parecía como si nada hubiese pasado, pero en mi memoria se recrean una y otra vez las fatídicas escenas del desastre que creó mi descontrol.

—De acuerdo —murmuré a su espalda, mientras que caminábamos por el pasillo de la entrada de su casa.

Observé como, sin vergüenza, el peliblanco se sacaba lo que le quedaba de camisa y lo lanzaba a un mueble. No pude evitar mirar la piel descubierta de su espalda y la cantidad exagerada de marcas que tenía encima. Era simplemente increíble.

—Oye —lo llamé antes de que avanzara por las escaleras hacia la planta de arriba. Él volteó a verme y enarcó una de sus pobladas cejas —¿Cómo te hicieron eso? —señalé su espalda.

—Son producto de quemaduras solares —levantó sus hombros, como si no se tratara de algo importante —A lo largo de mi vida he cometido muchos errores, que se pagan así. Exponen nuestra piel al sol sin ninguna clase de protección. Las heridas cicatrizan pero no desaparecen nunca.

Me le quedé viendo por unos segundos, en tanto pensaba qué pudo haber hecho Jack en el pasado para ganarse tantos castigos. Él notó que lo estaba mirando de más, por lo que soltó una sonora carcajada que me hizo sonrojar. Lo ví negar con la cabeza y continuar su camino, pero lo detuve una vez más.

—¿Qué fue lo peor que pudiste hacer? —solté de sopetón.

El gesto alegre del vampiro se transformó de una forma abrupta. De pronto todo cambió. Su ceño se frunció tanto que pensé que sus cejas se iban a unir por completo. Me dedicó una mirada fulminante que me dejó petrificada en medio del lugar en el que estaba detenida.

—Quiero que te quede algo muy claro, Elsa —mencionó con sequedad —Está claro que voy a ayudarte y protegerte, pero eso no significa que vamos a tener algo más que una relación estrechamente laboral —señaló, enojado —Así que ni se te ocurra meterte en mi vida.

Con esa amenaza en el aire dió media vuelta y siguió subiendo hasta desaparecer de mi vista. No entiendo por qué se enojó tanto conmigo si no dije nada grosero, pero igual lo hice enfadar sin querer. Lo peor, es que sus palabras calaron dentro de lo más profundo de mi corazón. Nuevamente me había rechazado y la verdad es que no puedo ilusionarme con algo que nunca va a suceder.

Jack no me puede amar, solo es amable conmigo para beneficiar a su Clan.

Solté un suspiro cargado de resignación y decidí dejar pasar el tema y acomodarme en uno de los sillones del living mientras esperaba que el vampiro bajara para llevarme al castillo del Conde.

—Dios, ¿Qué soy? —me pregunté al observar mis manos. Vi mis uñas y recordé cómo se veían cuando me transforme en lobo, fue impresionante.

Ahora que me veo a detalle noto que mi piel está sucia y mi ropa hecha jirones. No pude ni imaginar el estado tan horrible en el que debo verme, soy un jodido desastre; pero por lo menos estoy bien físicamente, no tengo ninguna herida gracias a mis extraños poderes.

Amor sobrenatural [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora