Amor sobrenatural [Jelsa]

Capítulo 2

—Elsa, aquí estarás mejor. Estarás a salvo de quienes quieren hacerte daño, eres diferente y eso atrae al enemigo —mencionó una mujer castaña de ojos carmesí.

Ella me llevaba consigo tomada de mi mano y con el rostro cubierto por una capa. No alcanzo a recordar su rostro, pero si sus singulares ojos rojos.

—¿Por qué? —susurré con lágrimas en mis ojos.

Tan solo era una niña indefensa, que no conocía de la vida, que tenía miedo a lo desconocido.

La mujer apretó mi mano y continuó caminando a mi lado, su mirada estaba detenida en el camino de nieve que seguíamos. Hacía mucho frío por lo que ambas estábamos bien abrigadas; en invierno las temperaturas eran muy bajas.

—Porque tu padre cometió un error y ahora te buscan para lastimarte, por eso te voy a dejar con una amiga, ella te cuidará —alcancé a ver la sonrisa que esbozó para mí.

Yo bajé la mirada hacia mis botas y solté un suspiro. Algo me tenía sumamente triste, el hecho de separarme de ella, a quien no recuerdo, pero que le sentía mucho estima.

Continuamos caminando en silencio por la nieve, hasta que en la lejanía se asomó una mansión enorme y de aspecto antiguo. El color de su fachada era oscuro y le daba un aspecto tétrico. Un leve temblor sacudió mi pequeño cuerpo y unas ganas de dar la vuelta y salir corriendo me azotaron
Me detuve en seco.

—No quiero ir allá, parece un lugar terrorífico —le anuncié a mi acompañante.

Ella se acercó a mí y se colocó a mi altura; pude contemplar su rostro por completo, tenía los ojos rojos, la piel bastante blanca y unas facciones delicadas, ella era muy hermosa y joven. De inmediato me sonrió y dejó caer sus manos sobre mis hombros.

—Nena, te prometo que vendré por ti cuando el enemigo olvide tu existencia. Estaremos juntas y serás muy feliz ¿sí? —elevó sus cejos.

Inevitablemente comencé a llorar frente a ella. Me abrazó, pero no fue suficiente para hacerme calmar. Me separé de ella y di un paso hacia atrás.

—Tú no me quieres —lloriqueo

—¿Por qué lo dices? —frunció el ceño.

—Porque me vas a abandonar en ese lugar que da miedo. Si me quisieras te quedarías conmigo —alegué.

—Por que te quiero es que te dejo en un lugar donde no te harán daño. Entiéndelo, Els —acarició mi mejilla con su mano.

Limpié mis lágrimas y solté todo el aire que tenía retenido en mis pulmones. Luego, decidí aceptar mi destino y acatar sus órdenes.

—De acuerdo.

La mujer se reincorporó y volvió a tomarme de la mano, seguimos caminando hasta llegar a la inmensa mansión. Allí nos recibieron varios hombres y le preguntaron a ella sobre qué hacíamos allí, ella nombró a una persona y de inmediato nos dejaron entrar. Llegamos al living y sentada en el sofá de cuero estaba una mujer joven, pelinegra y hermosa.

Ella tenía en su mano una copa con un líquido rojo y de aspecto extraño. Nos vio y esbozó una sonrisa de oreja a oreja.

—Vaya, hace mucho que no te veía —onservó a mi compañera —Después de cientos de años has decidido visitarme ¿por qué?

—Por ella —pasó una mano por mis hombros —La busca el clan del oeste para... —hizo una prolongada pausa —para hacerle daño. Quiero que la cuides, Gothel.