Capítulo 4

949 108 28
                                    

-Yo no puedo hacer lo que dices. Vas a matar a todas esas personas por diversión -insití.

-¿Y no te has puesto a pensar en mí? -dijo en tono bajo -Yo necesito comer o voy a morir -hizo un puchero.

No puedo comprender qué tiene en la cabeza. No es capaz de pensar en el dolor ajeno, y juega conmigo para que yo sea quien le traiga a esas pobres personas.

-Creo que tú eres inmortal -murmuré.

-Lo soy -volvió a tener su semblante frívolo -Pero, de todos modos me alimento de sangre y últimamente se me ha antojado sangre de pelirroja -colocó los dedos sobre su mentón -Qué extraño.

-¿Pelirroja? -pregunté confundida.

Jack en un segundo se sentó a mi lado y se recostó contra el tronco del mismo enorme árbol en el que yo estaba. Su cercanía me alteró y me hizo sentir incómoda, pero a él le dio igual.

-No sé por qué, pero añoro la sangre de una pelirroja ¿conoces alguna? -se giró para verme a los ojos. Negué repetidas veces -Qué mal. Pero si aceptas el trato me conseguirás unas cuantas de ellas.

Aparté la mirada de sus ojos y contuve el aliento.

-No creo que sea capaz.

-Pero, morirás aquí, niña bonita -susurró con dulzura y acarició mi cuello -No tienes que hacer mucho, invitas a la chica al bosque y yo hago lo demás.

Volteé a verlo. Ya no estaba enojado como hace unos minutos, ahora parecía un niño juguetón y travieso, tratando de convencerme para hacer algo indebido. Se mantiene calmado, aunque varias veces le he dicho que no puedo hacer lo que me pide, sin embargo, tampoco quiero morir aquí.

Chicas pelirrojas para él, es una locura, pero no puedo esperar nada peor de ese hombre ambicioso y demente.

-No... No es tan fácil -susurré, triste.

-Claro que no lo es -pasó un brazo por mis hombros, sorprendiéndome y lastimando mi zona herida -Pero, tampoco es lo peor que puedes hacer.

Aceptar su trato es como vender mi alma al diablo, tendré que verlo de nuevo y cometiendo una atrocidad con una joven inocente que yo le he traído como oveja a la casa del lobo. Eso no está nada bien para mí. Eso no fue lo que me enseñaron en la mansión de Gothel.

Retiré con cuidado el brazo de Jack, justificándome con que me estaba lastimando. Él asintió y se apartó como cinco centímetros de mí, muy poco para ser sincera.

A pesar de que ha pasado un tiempo desde que lo conocí, ya no siento tanto miedo por él. Al principio temblaba y pedía a gritos que no me lastimara, pero ahora no es tan molesta su presencia. Tengo en cuenta que en cualquier momento puede cambiar de opinión y matarme, pero no sé qué hacer, él me confunde a unos niveles impresionantes.

-No deseo convertirme en la cómplice de una bestia hambrienta -solté sin cuidado. Tapé mi boca con mis dedos y miré su rostro. Creo que lo he arruinado.

Jack se quedó serio por unos segundos, pensé que iba a explotar como antes, pero por el contrario, soltó una suave risa.

-Bestia hambrienta, que buen apelativo -sonrió -Qué graciosa eres, lastima que tengas que morir aquí, solita -pellizcó mi mejilla -Fue una mala idea decirme que no, porque ahora... -pasó un dedo por su garganta -te espera esto.

-Es cierto, pero moriré siendo una buena persona y ascenderé al cielo -afirmé.

Jack me mostró una mueca de fastidio y me miró de arriba a abajo.

-Si, claro, al cielo -vaciló -No creo que exista el cielo o el infierno.

-¿Y entonces de dónde saliste tú? -otras palabras ofensivas que se escapan de mi boca. Voy a morir más pronto de lo que pensé si continúo dándole motivos para matarme.

Amor sobrenatural [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora