Capítulo 22

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Seguimos caminando en completo silencio; solo se podían escuchar las gotas de lluvia estrellándose contra el paraguas. Jack mantuvo la mirada siempre al frente, desde la última vez que hablamos no me ha vuelto a ver y sus ojos se notan muy fríos, sin vida, como si volviese a ver al vampiro desquiciado que me metió en todo esto.

No le presté mucha atención a su semblante, decidí fijarme solo en el camino que nos condujo a una especie de poblado, casi del tamaño de una ciudad. Habían muchas casas de distintos tamaños, pero que no superaban una altura de cuatro plantas. Habían locales de venta de ropa, bebidas, incluso bares y hoteles. Todo parecía muy normal, tan parecido a la vida humana.

—¿Dónde estamos? —me atreví a preguntar con timidez.

—Este es nuestro mundo, nuestra civilización. Tan solo es un pequeño pueblo, la capital está a kilómetros de aquí —respondió sin verme a la cara —Los vampiros vivimos en sociedades, clanes. Nos dividimos por ciudades y pueblos. Cada clan tiene una ciudad capital y cinco pueblos, bueno eso es cada país.

—¿Cuántos clanes son? —seguí preguntando, cual niña chiquita.

—Estamos nosotros, el clan de Pitch, pero el maldito decidió regresar e instalar su puto clan en este mismo país para molestar a Drac, antes vivían en Canadá —vi como su ceño se fruncía poco a poco mientras se refería al hermano del Conde —Está el clan de los perros, su líder está en Brasil, y por último los humanos, su líder está en Rusia.

—Ya veo —murmuré.

La verdad es que no entiendo muy bien como se manejan las cosas entre esas criaturas que creía inexistentes, pero supongo que mientras siga en poder del Clan de Jack debo aprender al menos un poco de su cultura.

—Hay mucho movimiento en la noche, pero en el día solo permanece la guardia del Clan —continuó con un tono más suave —Mi casa está cerca, falta poco.

Asentí, a pesar de que ni siquiera me miró. Nos sumergimos nuevamente en un profundo silencio. Hacía frío por lo que guardé mis manos dentro de la sudadera de Jack, imagino que a él le debe dar igual el clima, ya que los vampiros no sienten frío.

Seguimos hasta que él se detuvo frente a la entrada de una gran casa de tres pisos. Se apartó de mi lado y del bolsillo trasero de su pantalón sacó un par de llaves con las que abrió la puerta. Dio la vuelta y me miró, luego hizo un movimiento de cabeza para indicarme que entrara.

Un leve escalofrío recorrió todo mi cuerpo al pensar en lo que podría pasarme si me atrevo a entrar a la casa de aquel vampiro tan extraño y bipolar. Sin embargo, allí dentro se supone que están las respuestas sobre mi enrevesado origen. Si lo sigo podría conocer de dónde vengo, qué soy y si pertenezco a su raza, tan imponente y atemorizante. Si lo sigo no habrá marcha atrás.

—¿Vas a entrar o no? —volví a la realidad cuando me llamó con un tono algo duro —No puedes estar tanto tiempo fuera o te van a reconocer.

—Sí —solté con suavidad y seguí a su casa.

Mi corazón empezó a acelerarse con cada paso que daba dentro de su propiedad y dio un salto cuando Jack cerró la puerta a su espalda. Me detuve y le permití seguir para que me guiara a donde tiene las respuestas que necesito. Caminamos por un corto pasillo hasta llegar a una gran sala de estar, decorada con muebles muy finos y algo antiguos. No podía esperar más de un vampiro tan elegante y al parecer influyente como Jack.

Sin embargo, sentía un aura de soledad y tristeza en la casa, como si le faltara algo o alguien. Recuerdo que él me dijo que vivía con su padre y hace poco nombró a su madre frente a Mavis y yo, pero la nombró como un recuerdo. Me pregunto que sería de aquella mujer que le dio la vida, de alguna forma.

Amor sobrenatural [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora