Capítulo 33

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Los brazos de Jack continuaban rodeando mi cuerpo, mientras que juntos veíamos la felina sonrisa de Hans.

—No tendré compasión —murmuró con malicia —Acabaron ustedes solos con gran parte del personal de la Guardia y cada muerte la pagarán con creces.

Sentí como el cuerpo del vampiro peliblanco se tensaba, y hasta era capaz de escuchar como apretaba los dientes con fuerza. Luego, volteó a verme. Su mirada era tan fría con el hielo y sus ojos rubí no brillaban como tanto me gustaba, su ceño se veía fruncido. Algo tenía en mente, una idea suicida.

—Ni se te ocurra interferir —fue lo único que me advirtió antes de soltarme y ponerse en pie.

Quise decirle algo, pero su mirada fulminante me hizo cerrar la boca de inmediato. No iba a permitir que luchara contra Hans a su lado, tampoco es pudiera. De alguna forma, el vampiro pelirrojo había conseguido herir mi cuerpo, a penas si podía mantenerme sentada. Sin embargo, tenía miedo de que lastimaran a Jack.

Hans pertenece a la élite, es muy por encima superior a mi amado y estúpido vampiro. Yo no sé qué hacer.

—Eran tus putos compañeros, Frost —siguió recriminando Hans —Y los mataste sin dudarlo. Eres un infeliz.

Jack avanzó con lentitud hacia donde estaba detenido el vampiro. Varias armas se alzaron en su contra, pero con un movimiento de mano, Hans hizo que todos permanecieran quietos en espera de sus órdenes. El peliblanco apretó la daga que tenía a su espalda con claras intenciones de atacarlo.

—Dejaron de ser mis compañeros cuando me echaron de la guardia. Ahora todos ustedes son mis enemigos —mencionó de una forma tan maquiavélica que hasta hizo que se me erizara la piel —En especial tú. Tenemos cuentas por saldar.

—Sabes perfectamente que no tienes oportunidad de ganar —soltó una carcajada, algo exagerada —Siempre has sido débil a nuestro lado y nunca pudiste tener la fuerza para ser como tu madre.

—¡No te atrevas a nombrarla! —gritó, enfurecido.

Lo siguiente que ví fue como Jack, en un movimiento casi imprevisible, se le lanzó a Hans. Quería clavarle la daga en la cabeza para así matarlo, pero el pelirrojo movió su cuerpo a un lado y la daga solo se le enterró en el hombro. En seguida, extendió su brazo y golpeó a Jack con mucha fuerza, haciéndolo volar por los cielos. Quedó tendido en el suelo a pocos metros de donde yo estaba.

—¡Jack! —dije, asustada. Intenté levantarme, pero varios vampiros me rodearon.

Me puse de pie; como pude, dispuesta a atacarlos, sin embargo, no cuidé mi retaguardia y recibí el impacto de un dardo en toda la espalda, que me devolvió al suelo. No sé qué me dispararon pero era imposible volverme a levantar.

—Enfrentaran su destino frente al Conde —mencionó la vampira y me pateó en la cara por capricho.

—Apartense —volví a escuchar a Hans —Quiero que se retiren de inmediato de aquí, vuelvan a sus puestos. Yo me encargaré de ellos.

—Pero, señor. Tenemos que llevarlos al palacio —le reclamó la chica levantándome sin cuidado.

La vampira me ubicó de modo que pudiera ver a Hans frente a mí. Le dediqué un mirada matadora y escupí en su cara. Él se limpió mi saliva para después sostener mi cara entre sus dedos con una fuerza increíble. Pensé que me iba a romper la mandíbula.

—Hay orden de matarlos, sin necesidad de juicio —comentó sin separar la mirada de mis ojos —Y me lo voy a gozar. Ahora... —volteó a ver a los soldados —¡Fuera de aquí! —gritó a todo pulmón.

Amor sobrenatural [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora