—Vampiros —susurré, tratando de convencerme de la realidad. De que nunca voy a poder estar lejos de esos demonios chupasangre.
—Oh, ya te diste cuenta —respondió Eugene con tranquilidad. Parece que el esperaba que yo supiera su origen —Pero, no habrá problema, nadie querrá tu sangre —agregó con tono burlesco.
Por un momento pensé que el podría darse cuenta de lo que todos los vampiros que he visto se han dado cuenta, el olor y sabor de mi sangre, cosa que —según Jack —me hace híbrida y por consiguiente, me coloca en un supuesto estado de peligro.
¿Podría ser Eugene el tipo de persona, que cree Jack que me destruirá? ¿El Conde puede serlo? En realidad, no lo sé.
—Los vampiros que viven aquí están entrenados para no enloquecer por un nuevo bocadillo como tú —me guiñó uno de sus ojos oscuros y acarició mi rostro con su fría mano —Estarás segura con nosotros, Elsa.
Quiero creerle, pero no puedo, jamás estaré a salvo en un lugar habitado por vampiros que —aunque entrenados —no dejan de desear mi sangre y así les pareciera asquerosa, son seres despreciables y asesinos, con Jack lo comprobé.
Necesito escapar de este lugar como sea. Lo que no sé es cómo una persona tan torpe como yo puede lograrlo. Recuperar mi destructiva fuerza podría ser una opción, pero me niego a volver a despertar ese monstruo que tengo en mi interior. Estoy perdida.
—¿Qué debo hacer ahora? —me atreví a preguntar, asustada con la posible respuesta.
Eugene apartó su mano de mi rostro y se puso de pie con elegancia. Se ubicó frente a mí y estiró sus brazos hacia los lados.
—Toda esta habitación te pertenece, puedes hacer lo que quieras dentro de estas cuatro paredes —sonrió y bajó los brazos, no entendí el motivo de su sonrisa, pero lo dejé pasar —Una institutriz se encargará de enseñarte cómo acomodarte a la vida en este palacio. Y en dos días conocerás al Conde y a su familia, hasta puede que le caigas bien a su hija.
Hice un gesto de confusión. Eugene me pintaba un panorama muy lindo para ser verdad. Casi podía creer que hablaba como si me hubiesen adoptado.
—Dos cosas —empecé a hablar con más seguridad en mi voz. Empezaba a desconocerme —La primera, ¿cómo voy a poder hacer lo que quiera si estoy encadenada? —sacudí mi pierna para hacer sonar la cadena que rodeaba mi pie —Segundo, ¿cómo puedo caerles bien si soy humana? ¿ustedes no es que nos odian?
Y me quedó bastante claro con mi experiencia al lado del vampiro peliblanco. Recuerdo sus palabras despectivas acerca de los humanos, la mirada fría que siempre me dedicaba y lo mucho que me maltrató por ser una débil humana. También recuerdo como su amigo... Hans, me llamó "comida" con desprecio.
Quizás las cosas sean diferentes aquí, o quizás sean peores.
Volví a la realidad cuando sentí un toque frío en mi pierna, de inmediato me di cuenta que era Eugene, quien estaba soltando la cadena que me oprimía.
—Siempre pensé que era innecesario esto, pero no sé quién tuvo la genial idea de amarrarte a la cama —mencionó cuando me vi libre de la cadena —Disculpa este mal trato que te han dado, después de hoy todo será diferente, te lo aseguro.
Algo me decía que debía confiar en él. No había conocido un vampiro tan amable y simpático, Jack lo fue en un principio pero después mostró su verdadera cara. Puede que Eugene use la misma sucia treta que el peliblanco. Debo mantenerme cauta mientras que esté cerca de cualquier criatura de este tipo.
—¿Nos odian, a los humanos? —reiteré.
—No, para nada. No sé si te lo dijeron pero existe un grupo de humanos que saben de nosotros y que tienen tratos con el gobierno vampírico —se apartó de mí y caminó hacia la puerta —Tratamos de mantener la paz entre ustedes y nosotros.
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Amor sobrenatural [Jelsa]
VampireLa inocente y desvalida platinada se enamora del ser más inusual del mundo. Sus ojos escarlata la cautivaron y la hicieron caer en su encantador juego. El único problema: el no puede sentir amor porque es... Un vampiro *** Créditos de portada para @...