Amor sobrenatural [Jelsa]

Capítulo 3

-Vaya, ¿qué hace una chica como tú por aquí? -preguntó el extraño sujeto de cabellos blancos.

Dio un paso hacia mi cuerpo, pero me arrastré hacia atrás porque tenía miedo de que me maltratara.

Es insólito ver a un hombre como él en este bosque, no parece estar perdido; es mas, veo que siente como en su zona de confort, su mirada es intensa y su sonrisa espléndida, no se ve preocupado por estar en un lugar tan oscuro como este. Sin embargo, ese color tan particular de sus ojos me mantiene hipnotizada, son bellos y diferentes.

Me mantuve en silencio mientras que él me echaba un vistazo de pies a cabeza. Mi cuerpo se estremeció ante sus ojos, de solo verlo parado frente a mí. Su postura imponente me hacía temblar.

-¿Tienes miedo, niña? -continuó hablando.

Se acuclilló frente a mí y siguió evaluándome. Su mirada se detuvo en mi hombro del que salía sangre por causa de mi caída, noté que su ceño se fruncía y que su sonrisa desaparecía.

Me eché para atrás hasta que mi espalda chocó con el tronco de un árbol. No podía levantarme gracias al dolor de mi cuerpo, solo me quedaba viendo al hombre misterioso. En cualquier momento puede atacarme y yo no sabría cómo defenderme soy muy tonta y débil.

-Qué extraño -murmuró, mas para él que para mí -¿Eres humana?

Su pregunta me desconcertó. Abrí y cerré la boca pero las palabras se atoraron en mi garganta.

-Parece que sí -contestó por mí -Hey, ¿puedes hablar? Quiero escucharte.

Negué con la cabeza sin siquiera pensarlo. Luego, desvié mi vista hacia la hojarasca.

El peliblanco soltó un suspiro y se puso de pie. Limpió sus ropas oscuras de la suciedad y peinó su cabello con sus dedos, después reparó en mí y me dedicó una sonrisa.

-Bien, pues si tú no vas a hablar, mejor me veo. Tengo mejores cosas qué hacer. Adiós, niña -se despidió y dio media vuelta para marcharse.

Mi corazón saltó dentro de mi pecho, algo dentro de mí me decía que no debía dejar que se fuera, era la única persona que podía ayudarme a salir de este espeso bosque, al parecer el conoce los alrededores y puede enseñarme la salida. Si se va perderé la vida en medio de este lugar, un animal puede morderme, no tengo comida, ni bebida y mucho menos un techo donde dormir. Soy tan miedosa que no sería capaz de abastecerme por mí misma.

También, le tengo temor a la oscuridad y que las sombras me susurren cosas al oído, que jueguen conmigo y me hieran con su poder oscuro.

-¡Espera! -le grité antes que se perdiera entre los árboles.

El sujeto se detuvo y giró en sus talones para volver hacia mí y pararse a pocos centímetros de donde yo estaba.

-Asi que sí puedes hablar ¿eh? -enarcó una ceja -¿Cúal es tu nombre? -se interesó por saber.

Tragué saliva e intenté mantener mis nervios a un lado para poder expresarme con claridad ante él.

-S... Soy Elsa -titubeo.

-Elsa -repitió con lentitud -Simple y fácil de pronunciar. No había escuchado nunca ese nombre y tampoco había visto ese rostro tan perfecto que tienes.

Involuntariamente, un calor abrazador ascendió por mi cuerpo hasta ubicarse en mis mejillas. Era la primera vez que un hombre me decía algo tan hermoso. Siempre viví encerrada y privada de tener contacto con cualquier hombre, ni siquiera podía hablar con los vigilantes porque me castigaban. Y ahora que tengo a un sujeto tan atractivo al frente, no sé cómo actuar, eso no me lo enseñaron.