Capítulo 11- Richard

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Unos ojos brillantes lo veían, tan verdes y hermosos, su cabello rubio no resaltaba tanto por la oscuridad pero estaba presente, con una chaqueta de mezclilla, una camiseta azul y un pantalón negro cualquiera, la persona delante de él, esperaba una respuesta a sus palabras.

—Un gusto también, Me llamó Rolian Bellerose, lamento haberte dejado aquí todo el día, nadie me dijo a que hora llegabas y tenía que ir a la escuela, pero prometo que no volverá a pasar— Rolian estaba cansado de tener que conocer gente, solo quería llegar a acostarse en su cama y dormir.

—No te preocupes, llegué tarde por un imprevisto, todo bien, es mejor no discutir por ello, solo me quedé esperando para conocerte y regar las plantas, así que si me dejarás pasar sería genial— sonrío y se alejó del portón para que la otra persona lo abriera
—No tardaré mucho, luego podras descansar—

¡Wow! Interesante, como si leyera mi mente, aunque supongo que es obvio que estaría cansado si tuviera que lidiar con gente como tu todo el tiempo.

Rolian regreso la sonrisa, y se acercó a abrir la puerta. Richard lo estaba mirando y cuando la puerta abrió espero a que Rolian entrara para entrar él.

Rolian cerró la puerta con llave
—¿Ocupas otra cosa?—

—Si, ¿Me abres la puerta del invernadero, por favor?—

¡¿Espera, hay un invernadero?! ¡¿Dónde?!

Richard río —¿No me digas que no sabías que había un invernadero? La señorita Lisa me dijo que te dejó todas las llaves, ¿No te dijo de qué eran?—

—Bueno es que tenía prisa, solo me las dio y se fue, pero si me muestras donde esta con gustó te abró—

¡Ah! Es lamentable que me hayan dejado así, ¿Cierto? ¿Y si muero?

—¿Has explorado la casa?— Richard tenía una expresión burlona pero la ocultaba un poco.

—Solo un poco, quiza—

Nada de nada

—¿Por qué? ¿Acaso no eres curioso? Si quieres te enseño todo—

—Claro, sería de gran ayuda—

Rolian no había explorado nada por qué, odiaba este lugar, si de solo ver las flores se sentía mareado, ver otras cosas talvez lo harían huir.

Richard notó una pequeña expresión de desagrado, pero no dijo nada.

Richard caminaba alado de él y aunque por un breve momento hubo un silencio, este se rompió

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Richard caminaba alado de él y aunque por un breve momento hubo un silencio, este se rompió.

—¿Ya casi llegamos, esta atrás de la casa es pequeño pero aún así es muy bonito, alado del invernadero esta una piscina esta algo grande pero no tanto—

—Suena bien—

—Lo es, espero que te guste.
Por cierto, ¿Cuánto tiempo te quedarás? Parece que no te gusta mucho estar aquí—

El solitario chico fantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora