Capítulo 2- Cambios

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Pasaron los días rápido y Rolian cambio de una vida cómoda en la ciudad a una de pueblo...

—¡¿Qué es esto?!— gritó Rolian al bajar del camión, obvio se dio cuenta desde antes que no iba a una ciudad, el paisaje desde el camión no era la de una pero el realmente quería ignorar eso y también el hecho de que tuviera por primera vez que viajar en uno,
¡¿Qué paso con el carro y el chófer?!

Rolian pensó por un momento en fugarse para siempre pero como podría hacer eso si estaba en medio de la nada con un autobús apunto de irse a quien sabe donde y los guardaespaldas detrás de él.

Enfrente podía ver una "estación", la cuál era solo un cuarto más pequeño que su baño personal, este no parecía estar habitada. Derrepente un miedo lo invadió, tal vez su padre lo llevó a algún lugar lejano para deshacerse de él, pero, para su sorpresa vio a una señora salir por la puerta de la "estación" supuestamente deshabitada.
Esta señora era bastante elegante con un cabello negro, ojos cafés, una falda negra larga y un abrigo del mismo color, en su mano sostenia una maleta.

La señora se le acercó y le habló con seriedad en su expresión.
—¿Eres el joven Bellerose, cierto?— jalaba la maleta y caminaba hacia el camion.

Rápidamente Rolian asintió con la cabeza y la señora con un tono elegante pero con una pizca de enojo, dijó —Supongo que el señor Bellerose te lo explicó todo, me tengo que ir, toma un mapa del pueblo, el lugar es pequeño no creo que lo necesites mucho y dejé instrucciones de todo por si acaso en la cocina con mi número por cualquier emergencia, pero solo emergencias, ¡¿Entendiste?!— Rolian al escuchar el grito asintió rápidamente aún que el se perdió desde que escuchó la frase "te lo explico todo", ¿Qué estaba pasando aquí?, antes de que pudiera armar tan siquiera un pensamiento, la señora aventó unas llaves y Rolian las atrapó aún que una parte de su mano ardió no le tomó importancia ya qué la cantidad de llaves lo abrumó.

—Las llaves cuidalas, tienen etiquetas para que sepas de que son, me tengo que ir— realmente Rolian empezó a odiar esa frase "me tengo que ir" ¿Que tan popular se había vuelto? —El camión se irá, buena suerte— la señora subió al camión junto con los guardaespaldas mientras Rolian miraba fijamente las llaves, ¿Realmente su nueva vida comenzaba así? Nadie ni siquiera le ayudo a llegar a su nueva casa. Decidió marcharse hacia donde el mapa algo viejo decía pues la señora desconocida se había tomado la molestia de marcar en donde estaba la casa con un horrible círculo rojo, sus cosas realmente no le preocupaban por que la mudanza dirigida por su padre ya había llegado desde la mañana por lo que todo ya estaba dentro de la casa esperando por ser desempacado. Su mano estaba ardiendo pero el suéter que traía puesto era grande y cubría una parte de esta así que sin ver que tenía siguió caminando.

Al caminar mas adentro por el pueblo este era alegre, había niños en bicicletas, señoras contando chismes y señores riendo al escuchar sus anécdotas, realmente no aparentaba esto desde más lejos por qué desde la estación podía escucharse un silencio como si fuera un pueblo fantasma pero no, solo camino unos cuantos minutos y podía escuchar todo el bullicio desde todas partes.

Se podían sentir las miradas de personas incrustandose en él, no lo sintió extrañó más bien incómodo, decidió ir más rápido ya que calculaba que solo faltaban tal vez unos minutos para llegar si no se perdía en el camino.
Tiempo después, vio a lo lejos una escuela y supuso que sería a la que el asistiría, y si era así, según lo que le había dicho su padre, él ya estaba cerca de su nueva casa, miró el mapa medio raro que tenía pero no pudo encontrar algo que pudiera ser la escuela así que se guió del camino y los nombres de las calles escritas borrosamente en los carteles.

Al fin llegó a lo que estaba señalado en el mapa, la casa era tal y como la imaginaba tal vez un poco mejor, tenía un gran portón y rejas a su alrededor que no eran muy gruesas pero lo suficientemente cercanas y largas para que nadie pudiera entra...

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Al fin llegó a lo que estaba señalado en el mapa, la casa era tal y como la imaginaba tal vez un poco mejor, tenía un gran portón y rejas a su alrededor que no eran muy gruesas pero lo suficientemente cercanas y largas para que nadie pudiera entrar, buscando la llave que tuviera alguna señal de que fuera para abrir el portón, encontró una llave que decía "p1" sin más la puso en el portón y abrió, adentro se podía ver el jardín más claramente el cual adornaba muy bien la casa, estaba bien cuidado y lleno de flores, la casa era de madera, tenía muchas ventanas y esto último le encantaba, aunque tiene la costumbre de tenerlas cerradas.

Rolian cerro la puerta y se arrodilló dramáticamente.

El solitario chico fantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora