Texto de @luciajohnmoore

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Esos instantes en los que no sabes cómo ahogar el llanto. En los que por muy expuesta que estés no puedes callar tus sollozos, pero, aún así, nadie los escucha como para poder socorrerlos. En los momentos que te sigues autodestruyendo al recordar una y otra vez la causa de tu tristeza. En los que parece un caso grave de masoquismo reproducir viejas pesadillas para seguir mutilándote.

Magullando tu mente por arañazos producidos por los recuerdos.

Y quieres echar todo a perder porque más de una persona ha aprobechado para coger tu corazón cuando tú solo le tendiste la mano. Porque has sentido que el viento soplaba en la dirección equivocada cuando más necesitabas que soplase a tu favor. Cuando ha pasado el tiempo y olvidas en la mano de quién dejaste tu cariño, pero para qué, ¿Para qué buscarlo?, al fin y al cabo te has cansado de pensar que lo encontrarías cuando te lo devolviesen de nuevo. Cuando recuerdas que un buscador es quien busca, pero no necesariamente alguien que encuentra, pero sigues intentando encontrar algo que no se puede hallar con la mente cerrada, como el pero que persigue inútilmente su cola.

Todo por personas que han despreciado cualquier gesto bienintencionado por tu parte, y así ha sido como has dejado de regalarlos a los demás. Cuando has ofrecido más de lo que tenías a cambio de una corta amistad.

Y tras una gran lista de metáforas sigues intentando encontrar el por qué al mundo. Ya la vida es respirar, no vivir; y arquear los labios hacia arriba, no sonreir.

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.....@luciajohnmoore

Lágrimas, sangre y tinta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora