Me pierdo una vez más en la resaca de mi mente.
Me ahogo en mis propias palabras, ahogadas por el humo que trago,intentando olvidar. Me bebí todo el alcohol de la habitación y sabia a soledad.
Ya no se que quiero. No se si prefiero sentir, desbordarme y arder por dentro, caotico, desbordado de emociones o encerrarme de nuevo en el cuarto blanco, en mi propia prisión, mi burbuja para escapar del dolor. Pero me da miedo, me da miedo no aguantar las quemaduras y rendirme ante la habitación blanca, tan cálida y tranquila como un lago, pero tan vacía como mis entrañas cada vez que me arrodillo en el baño.
¿que es lo que quiero?
No temo al caos, ya no temo a lo incontrolable, abrazo las llamas sin miedo a quemarme, beso sus labios sin miedo a desbordarme. Me drogo una vez más para olvidarte. El alcohol arde en mis entrañas como el infierno, he caído tanto que si levanto las manos no llego al cielo. Y sigo cayendo, ignorante.
Toco el universo como teclas de un piano roto, así está el mundo, roto y destrozado, caótico, pero no un caos hermoso como el de un mar desvocado, ese tipo de caos temible y doloroso como cada vez que la sangre brota de mi piel, mezclandose con el agua de mi bañera en otro cobarde y patético intento de suicidio.
Mi mente se rasga en mil pedazos y doy una calada más, intentando ahogar a mis demonios, golpeandome de nuevo mientras mi piel se torna tan violeta como mis ojeras, fruto de noches sin dormir, desbordado.
Susurro palabras en la oscuridad y mis pupilas se dilatan "están aquí, de nuevo" susurro, y sopesó mis opciones, mis escapatorias. Elevo la botella de wisky y pregunto si es lo que quieren, si se calmaran si lo hago. "Solo un trago" me miento a mi mismo, una vez más.
El liquido recorre mi garganta y ahoga mis recuerdos en un velo oscuro, llega a mi estomago y noto esa sensación de ardor placentero, pero no es suficiente. Gaseó mi mente y mantengo el humo en mis pulmones, temiendo perderlo,igual que todo.
"Es culpa tuya" me repito, me repite. Entonces me doy cuenta de que no es suficiente, ya nada es suficiente para el, al que mas temo, ya nada lo ahogara, seguirá ahí, tomando el control, quemándome, alejándome de mi mismo y de todos los demás. Solo quiere estar el, apagara mis llamas con sus cenizas y arderá por mi, destruyéndolo todo.
Pero eso no me preocupa.
Lo que temo es que estoy comenzando a amar a la oscuridad que se cierne sobre mi cada vez que cierro los ojos y me rindo a mi paraíso oscuro.
A la locura que arde en mi interior, fría pero tentadora.
Y si simplemente me rindo?