Me ahogo en mi propia tristeza, bajo el pesar de mis parpados, que luchan por no abrirse jamas.
La oscuridad me persigue y las piernas me fallan. Todo mi mundo se derrumba sobre mi, tan ruinoso como los pedazos de mi piel de porcelana quemada, como una muñeca de trapo olvidada por una niña que un dia jugo a ser princesa.
La primavera de mi cabeza muere con cada uno de mis inviernos, ardientes como el infierno que yo mismo he alimentado, quemandome.
Y sigo sin exoresar dolor, con un grito que no me deja gritar y una lagrimas atascada que no me deja llorar.
Simplemente no puedd, necesito liberarme.
Nado contracorriente y tu solo me tiras piedras mientras intento protejerte, pero oh cariño, esta es la noche de las bestias, quitate la mascara y baila con las tinieblas, gruta y bebe la sangre de tus hermanos, oh mi niña bailarina.
Es la noche de las bestias.