Tengo sentimientos. Sí, sentimientos. Esas cosas que tu rompiste sin importarte nada. Sin importarte si yo estaba bien, sin importarte si yo estaba mal, sin importante si esta pequeña muñeca del destino se rompería sin ti, sin tus besos, tus caricias, tus risas alocadas, todo. Sin tu todo. Me acuerdo de que solías decir que yo era única. Ahora me pregunto¿Única en qué? En nada, por lo que veo. Pasamos de ser completos desconocidos a conocidos, a amigos, a mejores amigos, a compañeros de la vida, a ser el todo y a la vez la nada del otro. Éramos inseparables. Oh, sí. Lo éramos. Allí a donde ibas tú iba yo. Y viceversa. Muchas veces nos confundieron como hermanos. Pero tú y yo sabíamos que éramos algo más que hermanos, que amigos, que compañeros, que conocidos. Éramos algo más, algo muchísimo más importante que eso. Todo iba bien. Yo pensaba que tú estabas bien, que yo estaba bien. Pero nada estaba bien. Nada. Cuando todo empezó a caer en picado como un ave que tiene un ala rota me eché la culpa a mi misma. Yo creía que tenía la culpa de todo, de todo. Pero no. No era yo. Qué ingénua era. Eras tú, solo tú. Tu estabas echando a perder todo. Todo nuestro año juntos y todo lo pasado. Hablabas conmigo¿con cuántas más?¿A cuántas más les decías "te amo"?¿A cuántas, eh? Y me dejaste. Por fin me dejaste. Me quité un peso de encima pero a la vez me sentía vacía. Vacía sin ti, sin tu presencia, sin tu alma a mi lado. Te necesitaba. Y tú ya no estabas. Me quedé sola en la oscuridad llorando por mucho, mucho tiempo mirando nuestras fotos y escuchando nuestra canción de fondo. Dejé de comer, de beber, dejé de llorar. Me había secado. Me había cansado de todo, y de todos. Y a ti no te importaba. Ya no te importaba esta muñeca de trapo olvidada. Ni ella ni su pobre corazón.
-----------OAM-----------+