XXXIII- Cálido invierno

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Deslizas tu mirada a lo largo y ancho de la habitación gris, ocupada en su totalidad por tu cuerpo, dilatado junto al mio en la oscuridad de tus pupilas.
Deslizas palabras en busca de mis labios.
Deslizas tu piel en busca de la mía.

Tú mirada impacta contra el vidrio de la ultima ventana, tu ultima vía de escape de la sala gris que te atormenta. Escapas por la estrecha ventana, buscando con la mirada los frágiles copos de nieve de las cálidas noches de invierno a mi lado, nuestros cuerpos unidos bajo una manta con una taza de chocolate caliente. Pero solo te encuentras con el abrasados sol de nuestras tardes de junio, que te queman la piel y hacen que te piquen las piernas, igual que mi cara cuando tu pelo me roza la piel ente l a brisa juguetona, enredándose entre nuestros cuerpos.

Huyes de la sala y te das cuenta. Nada tienes sentido sin mi. Las tardes de verano son demasiado cálidas sin mi risa y las noches de diciembre demasiado frías sin mis brazos rodeándote por la noche. Intentas regresar de nuevo a la sala gris, unir nuestra piel de nuevo, pero ya he cerrado con llave, no quiero mas copos de nieve, y mucho menos el sol de junio, al menos no a tu lado.

Lágrimas, sangre y tinta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora