Capítulo 16

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 Había llorado todo el día mientras Gwen me abrazaba. Ella siempre estaba allí para mí, y yo para ella. Me limpié las lágrimas y la miré.

— ¿Cómo está Magnus? — Le pregunté mientras me acomodaba en el sofá.

Ella me miró y pensó en qué decir.

— Bastante bien, la verdad. Pensé que estaría peor. Además, quiere volver a invocar a un familiar, pero está buscando un lugar sagrado. — Habló mientras me abrazaba por la espalda y apoyaba su cabeza en la mía. Miré hacia fuera pensando en un lugar sagrado.

— El bosque aquí es sagrado, le serviría — Informé, y ella asintió.

— Sí, pensé lo mismo. — Respondió.

Ambas miramos por la ventana de la cabaña.

— ¿Y cómo va el problema con los brujos? — Ella me miró frunciendo el ceño.

— Algo malo está pasando — Afirmé, me separé de ella y esperé a que continuara —. Era la Secta buscando la piedra romaní. Pensaron que Magnus la tenía y fueron a enfrentarlo. — Me informó.

Abrí los ojos.

— Pensé que era un mito — Aseguré.

Ella asintió.

— La verdad, yo también, pero con esto me doy cuenta de que no. Además, enfrentar a un brujo con 7 brujas... — Me miró con preocupación.

Abrí aún más los ojos.

— Mal presagio, 7 brujas. — Susurré. Si la gran Secta siempre visita con ese número par de brujas, significa algo malo. — Algo está mal, están enojadas.

Miré de nuevo por la ventana, pensando en todo lo que sabía sobre la piedra romaní.

— Eso mismo pensé — Susurró —. Además, ¿no se supone que la piedra romaní es extremadamente poderosa y que la Secta la guardaba para su protección? Al menos, esos son los rumores. — Recordó.

Asentí.

— Mi madre dijo que la piedra había desaparecido hace 17 años — Comenté —. No tiene sentido que la busquen ahora. Si es tan poderosa, ¿por qué no la buscaron antes?

— Debemos estar atentas — Puntualizó Gwen.

Asentí.

...

Esa noche, la manada nos había invitado a Gwen y a mí a una fogata. Corríamos junto a Gwen, y Dixy iba un poco más atrás.

— ¿Me estás diciendo que vamos a estar rodeadas de hombres lobos musculosos y sin camisa? — Asentí —. Wow, ya quiero cumplir 18 y encontrar mi alma gemela — Rió y aceleró el paso. Me apresuré para no quedarme atrás.

...

Llegamos a la reserva. Cuando nos acercábamos, todos nos miraron. Antonella no estaba, gracias a Dios. Cuando estábamos más cerca, uno de los lobos cayó de rodillas y giró para mirar. Era Paul, lo cual me sorprendió, ya que reaccionó de la misma manera que Seth. Gwen me miró con el ceño fruncido. Embry y Quil recogieron a Paul y se lo llevaron al bosque.

— Otro que cae — Susurró Jake.

— Las brujas tienen a los hombres lobos en la palma de su mano — Se burló Leah.

Fruncí el ceño; realmente no entendía cuando hablaban así.

...

Presenté a Gwen y la aceptaron bastante bien. Billy me preguntó si estaba bien y asentí. La verdad es que desde que Gwen está conmigo, estoy más tranquila. Estuvimos sentados junto a la fogata y los tres chicos aún no habían regresado. Saludé a Seth, quien se puso completamente rojo. Con el resto de los lobos, que eran Jake, Seth, Leah, Sam y Jared, decidimos ir al acantilado. Cuando llegamos, me senté en el suelo y me apoyé en una roca. Seth se sentó a mi lado. Este lugar se había convertido en uno de mis favoritos. Me había vuelto muy cercana al menor.

— Qué vistas — Dijo impresionada Gwen, mirando el mar —. Estas son tierras sagradas, tenías razón, Roja — Confirmó Gwen, mirándome.

Sonreí.

— Te lo dije — Contesté orgullosa.

Los lobos nos miraron confundidos.

— ¿Qué son tierras sagradas? — Se atrevió a preguntar Jared.

Gwen rió.

— Son tierras casi intactas por los humanos o la contaminación — Respondió.

Estuvimos hablando un rato sobre nuestras respectivas especies y ellos hablaban de la suya. Treinta minutos después, aparecieron finalmente los tres.

— Hola — Saludó Embry y Quil.

Paul llegó enfadado — Hola... — Logró decir.

Estaba asombrada; nunca lo había visto así, aunque lo conocía desde hace poco. Gwen se acercó a ellos.

— Mucho gusto, soy Gwen Warren — Se presentó ante los tres restantes, aunque Paul ya la conocía.

...

Hablábamos de temas neutros cuando Quil preguntó algo y los metamorfos se quedaron callados. — ¿Ustedes tienen alma gemela? — Preguntó. Todos se quedaron en silencio. — No sé cómo explicarme — Susurró.

— Tranquilo, te entendemos — Lo tranquilizó Gwen.

— Y para responder a tu pregunta, sí, tenemos, como la mayoría de los seres sobrenaturales — Respondí.

Asentí, aunque no todas las criaturas eran monógamas.

— La única diferencia es que después de un tiempo podemos encontrarlas — Informé.

Seth y Paul se miraron.

— ¿Cómo? — Preguntó irritado Paul.

Lo miré sin entender su actitud.

— Los sentimientos se desarrollan al cumplir los 18 años. Así que puedes conocer a tu "alma gemela", pero los sentimientos más fuertes no se desarrollan hasta los 18 — Expliqué.

Hubo un silencio incómodo.

— Entiendo — Susurró Sam.

Los miré; actuaban extraño, estaban ocultando algo, ya que Seth y Paul no dejaban de intercambiar miradas.

— ¿Y ustedes tienen alma gemela? — Preguntó Gwen.

Ellos se miraron entre sí y Seth asintió.

— Sí — Respondió —. Pero las llamamos "improntas" — Informó Seth.

Lo miré con curiosidad.

— ¿Y cómo funciona? — Pregunté.

El sol se estaba poniendo.

— Ya es tarde; será una historia para otro día — Susurró Sam.

Y todos desaparecieron.

I'm back bitches/Seth clearwater.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora