Mi madre servía patatas en el plato de mi padre, puso dos, él la esquivó cogiendo una tercera y una cuarta de la fuente, ella lo bloqueó, dejó las patatas de nuevo en la bandeja y al fin le pegó en los nudillos con el cucharón cuando mi padre hacía un nuevo intento.
En esa pequeña mesa se sentaban mis padres, mi hermana Mikasa y Tom, mi abuelo y Petra, quien siempre venía a cenar los miércoles.
—Papá —dijo mi madre al abuelo —¿Quieres que te cortemos la carne? Mikasa, ¿te importa cortar la carne? — Mikasa se inclinó y comenzó a trocear la carne del plato del abuelo con movimientos diestros.
Al otro lado ya había hecho lo mismo para Tom —Entonces, ¿cómo está de mal ese hombre, Levi? —.
—No puede estar muy mal si están dispuestos a echarle encima a nuestro hijo —comentó mi padre.
Detrás de mí, la televisión estaba encendida, de modo que mi padre y Petra pudieran seguir el partido de fútbol, de vez en cuando se paraban, miraban por encima de mí, con las bocas paralizadas, sin terminar de masticar, mientras contemplaban un pase o una ocasión perdida.
—Creo que es una gran oportunidad, va a trabajar en una de esas casas grandes, para una buena familia ¿son pijos, cielo? — en nuestra calle «pijo» es cualquier persona en cuya familia ningún miembro haya recibido una sanción por conducta antisocial.
—Supongo que sí—.
—Espero que hayas practicado tus reverencias— mi padre sonrió burlón.
—¿Lo llegaste a conocer? — Mikasa se inclinó hacia delante para impedir que Tom tirara el zumo al suelo con el codo
—¿El inválido? ¿cómo era? —.
—Voy a conocerlo mañana—.
—Qué raro, vas a pasar el día entero con él, todos los días, nueve horas, lo vas a ver más que a Petra—.
—Petra lo entiende, es mi mejor amiga — dije, Petra, al otro lado de la mesa, fingió que no me oía.
—De todos modos, no vas a tener que preocuparte por el acoso sexual, ¿eh? — dijo mi padre.
—¡Cariño! —exclamó mi madre, con severidad.
—Vamos cielo, era una broma... Levi es un chico—.
Decidí ignorarlo para no comenzar una discusión, mi padre siempre era así.
—Sabes, estaba pensando, ¿vas a tener que aprender el lenguaje de signos? quiero decir, si él no puede comunicarse, ¿cómo vas a saber lo que quiere? —.
—Primero que nada, la señora Jaeger no dijo que no pudiera hablar, además, es parapléjico, su lesión hace que solo la parte inferior del cuerpo quede paralizada, por lo que me han explicado, se cansa con rapidez, por eso me necesita tantas horas al día—.
En realidad, no recordaba todo lo dicho por la señora Jaeger, aún estaba un poco conmocionado por haber encontrado trabajo.
—Tal vez habla con uno de esos aparatos, como ese científico, el de Los Simpson— carcajeo Mikasa.
—Stephen Hawking— dijo Petra.
—Capullo— dijo Tom, le mire extrañado, como todos los demás en la mesa.
—Ahí está, eso es por ti— dijo mi madre, mirando acusadoramente a Tom y a mi padre, esa mirada era capaz de cortar —Ya le estás enseñando palabrotas—.
—No, no sé dónde lo habrá aprendido—.
—Capullo— repitió Tom, mirando directamente a los ojos de su abuelo, Mikasa torció el gesto.
—Creo que me daría un ataque si me hablara con uno de esos cacharros, ¿te imaginas? — intentaba cambiar el tema de conversación.
—Dame-unvaso-de-agua— imitó Tom.
—Qué inteligente...— dice Mikasa.
Pero no tan inteligente como para no quedarse preñada, como a veces farfullaba mi padre.
Fue la primera persona de mi familia que fue a la universidad, hasta que la llegada de Tom la obligó a dejar los estudios en el último curso, mi madre y mi padre aún albergaban la esperanza de que algún día traería una fortuna a casa.
—¿Por qué iba a hablar como un robot por estar en una silla de ruedas? — dije.
—Pero vas a estar muy cerca de él y a solas, cuando menos vas a tener que limpiarle la boca y darle bebidas y cosas así.
—¿Y? ni que tuviera que ser un genio para eso—.
—Dice el chico que solía ponerle a Tom los pañales al revés— murmuro Mikasa.
—Eso fue solo una vez—.
—Dos veces, y solo le has cambiado tres—.
Me serví judías verdes mientras me esforzaba en mostrar más confianza de la que sentía, no obstante, incluso cuando iba en autobús de vuelta a casa, esas mismas ideas habían comenzado a revolotear por mi mente.
¿De qué hablaríamos? ¿Y si se quedaba mirándome, todo el día? ¿Me daría un ataque de nervios? ¿Y si no comprendía qué era lo que quería?
A mí se me daba escandalosamente mal cuidar de las cosas, ya no teníamos plantas en casa, ni animales, tras el desastre de los hámsteres, los insectos palo y Robin el pececito.
Y esa madre tan estirada ¿estaría por ahí a menudo? no me gustaba la idea de sentirme observado todo el tiempo, la señora Jaeger daba la impresión de ser el tipo de mujer cuya mirada implacable convertía unas manos hábiles en pulgares.
—Entonces, Petra, ¿qué piensas de todo esto? — Petra tomó un largo sorbo de agua y se encogió de hombros.
Era solo mi amiga, ¿qué tenía que opinar?
Fuera, la lluvia golpeaba contra los cristales de la ventana, apenas audible entre el ruido de los platos y los cubiertos.
—Pagan bien, cariño— dijo mi madre al despistado de mi padre —Mejor que trabajando por la noche en una fábrica de pollos, en cualquier caso— se extendió un murmullo generalizado de asentimiento por toda la mesa.
—Bueno, siempre cabe la posibilidad de que te pongas en forma mientras tanto y vayas a hacer de entrenador personal con Petra—.
—Ponerme en forma... no gracias— estaba a punto de servirme otra patata, pero cambié de opinión.
—Te ira bien cariño— me alentó mi madre —Sin duda, tienes el don de conversar—.
—Tiene el don de engordar —resopló mi padre.
Allí perdí un poco mi compostura —Acabo de conseguir trabajo, y, además, que sepas que pagan más que en el que tenía—.
—Pero es solo temporal— intervino Petra, mientras me echaba una ojeada —Tu padre tiene razón, tal vez sea bueno que te pongas en forma, podrías ser un buen entrenador personal, si le dedicas un poco de esfuerzo—.
—¡Bueno ya basta! — aguantaba los comentarios, pero ya habían ido demasiado lejos —No quiero ser entrenador personal, no me gusta y punto—.
—Lo que Levi quiere es un trabajo donde pueda poner los pies en alto y ver la tele todo el día mientras da de comer al vejestorio con una pajita— dijo Mikasa.
—Sí, porque poner dalias mustias en cubos de agua exige un gran esfuerzo físico y mental, ¿verdad, Mikasa? —.
—Solo estamos bromeando, cielo— estaba seguro, que no era una broma.
Mi padre alzó la taza de té —Es estupendo que hayas encontrado trabajo, ya estamos orgullosos de ti, y te apuesto a que, una vez que estés a tus anchas en esa casa enorme, esos capullos no querrán librarse de ti—.
—Capullo— dijo Tom.
—Yo no he sido —aseguró mi padre, masticando, pero mi madre ya le había azotado una cuchara contra la cabeza.
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Yo Antes de Ti || [Versión Ereri] 🌻🐝
RomanceLevi Ackerman necesita un trabajo para ayudar a su familia y Eren Jaeger necesita alguien que lo cuide por seis meses ya que, al haber sido víctima de un terrible accidente, queda con paraplejia. Levi queda contratado por la familia como cuidador d...