Cap. 7

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Pasaron dos semanas en las que se estableció cierta rutina:

Todas las mañanas yo me presentaba en Granta House a las ocho, anunciaba que había llegado y, una vez que Jean había ayudado a Eren a vestirse, escuchaba con atención mientras me explicaba lo que tenía que saber acerca de sus medicinas, o más importante aún, su estado de ánimo.

Cuando Jean se iba, yo programaba la radio o la televisión para Eren, le administraba sus píldoras, que a veces trituraba con el pequeño mortero de mármol, por lo general, al cabo de unos diez minutos Eren dejaba bien claro que le irritaba mi presencia.

En ese momento yo me entregaba a las pequeñas tareas domésticas del pabellón, y lavaba paños de cocina que no estaban sucios o usaba al azar los complementos de la aspiradora para limpiar un pequeño tramo de un rodapié o de una repisa, asomando sigilosamente la cabeza por la puerta cada quince minutos, tal como me indicó la señora Jaeger.

Cuando lo hacía, Eren estaba sentado en su silla con la vista perdida en el desolado jardín, más tarde le llevaba un vaso de agua o una de esas bebidas llenas de calorías que se suponía que le ayudaban a no perder peso y tenían el aspecto de cola para papel pintado, o le daba de comer.

Eren podía hacerlo solo, pero por alguna razón, se negaba a comer, de modo que había que darle de comer cucharada a cucharada, no dejaría que muriera de hambre, era la peor parte del día, no porque fuese desagradable, es solo, que mi vergüenza me volvía torpe e inseguro, Eren lo detestaba tanto que ni siquiera me miraba a los ojos mientras le llevaba la comida a la boca.

Y entonces, poco antes de la una, Jean llegaba y yo agarraba mi abrigo y desaparecía para caminar por las calles, a veces para comer el almuerzo en la parada de autobús cercana al castillo, hacía frío y era probable que yo tuviera un aspecto patético, ahí encogido, mientras comía mis sándwiches, pero no me importaba.

Era incapaz de pasar un día entero en esa casa, por las tardes ponía una película, cada día llegaban nuevos DVD por correo, pero no me invitaba nunca a verlas un junto a él, así que yo solía ir a sentarme a la cocina o a la habitación de invitados, comencé a llevarme libros y revistas, pero sentía una extraña culpabilidad al no trabajar de verdad, así que no lograba concentrarme en las palabras.

De vez en cuando, al final del día, aparecía la señora Jaeger, si bien no me decía gran cosa, salvo, «¿Todo bien?», ante lo cual la única respuesta aceptable parecía ser, «Sí».

Preguntaba a Eren si quería algo, a veces le sugería alguna actividad para el día siguiente, una excursión o visitar a un amigo que había preguntado por él, y Eren casi siempre respondía desdeñosamente, cuando no con franca grosería, la señora Jaeger se mostraba dolida, recorría con los dedos, arriba y abajo, esa pequeña cadena de oro, y desaparecía una vez más.

El padre, de aspecto amable, solía llegar en el mismo momento en que yo me iba, era el tipo de hombre que iba a ver partidos de críquet con sombrero de panamá, y al parecer había supervisado la gestión del castillo desde que se retirara de un trabajo muy bien pagado en Londres, yo sospechaba que era como un afable terrateniente que de vez en cuando sembraba patatas para tener algo que hacer.

Acababa todos los días a las cinco de la tarde y se sentaba a ver la televisión junto a Eren, a veces le oía hacer algún comentario acerca de las noticias cuando me iba, tuve ocasión de estudiar a Eren Jaeger muy de cerca en el transcurso de ese primer par de semanas.

Vi que se mostraba decidido a no parecerse en nada al hombre que había sido, se había dejado crecer el pelo, castaño claro, en una mata sin forma, y de seguro se dejaba la barba si no fuese porque, según él, molestaba, sus ojos esmeraldas denotaban cansancio o los efectos de un malestar incesante, Jean dijo que rara vez se sentía a gusto, tenía la mirada vacía de alguien que siempre se encontraba apartado del mundo que lo rodeaba, a veces me preguntaba si era un mecanismo de defensa, si la única manera de sobrellevar esa vida era fingir que no era a él a quien le ocurría todo eso.

Yo Antes de Ti  ||  [Versión Ereri] 🌻🐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora