Yo Antes de Ti || [Versión Ereri] 🌻🐝

Cap. 12

Me quedé en la habitación de Eren cuando Jean se fue.

Me asustaba demasiado dejarlo solo, en un rincón había un viejo sillón de cuero con una lámpara para leer, tal vez procedente de la vida anterior de Eren, y me acurruqué ahí con un libro de relatos que saqué de la estantería.

Reinaba una extraña paz en esa habitación, entre las rendijas de las cortinas veía el mundo de fuera, cubierto de nieve, inmóvil y hermoso, la habitación estaba cálida y en silencio, y tan solo los ocasionales ruidos de la calefacción central interrumpían mis pensamientos.

Me puse a leer, y de vez en cuando alzaba la vista y miraba a Eren, que dormía plácidamente, y comprendí que nunca antes en mi vida había habido un momento en el que me sentara en silencio, sin hacer nada, es imposible acostumbrarse al silencio al crecer en una casa como la mía, con los ruidos incesantes de la lavadora, la televisión y las voces que hablan a gritos.

A las cinco, mi móvil emitió la señal de que había recibido un mensaje, Eren se revolvió y yo salté del sillón, deseoso de alcanzar el móvil antes de que lo molestara.

Era la señora Jaeger, ni siquiera pude saludar.

C: No hay trenes.

L: Pero-

C: ¿Sería posible que pasaras la noche? Jean no puede.

L: Lo hare, no hay problema.

Respondí sin detenerme a pensarlo.

La conversación luego de eso no fue muy larga, me dijo cosas que Jean ya me había explicado y me prometió que me pagarían por pasar la noche.

Luego llamé a mis padres y les dije que me iba a quedar, mi madre pareció aliviada cuando le comenté que me iban a pagar la noche, pareció encantada.

K: ¿Lo has oído, cariño?

Dijo, tapando el teléfono con media mano.

K: Le van a pagar por quedarse a dormir.

Oí la exclamación de mi padre: «Alabado sea el Señor, ha encontrado el trabajo de sus sueños».

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Eren dormía, me preparé algo de comer y descongelé una sopa por si acaso le entraba hambre más tarde, encendí el fuego en la chimenea, por si se sentía bastante bien para ir al salón, leí otro relato y me pregunté cuánto tiempo había pasado desde la última vez que me compré un libro.

Jean llamó a las siete, pareció aliviado al saber que yo me quedaba.

L: No he conseguido hablar con el señor Jaeger, incluso llamé al número del fijo, pero saltó directamente el contestador.

J: Sí, bueno, se habrá ido.

L: ¿Se habrá ido?

Sentí un pánico súbito e instintivo ante la idea de que Eren y yo fuéramos a estar solos en la casa toda la noche, tuve miedo a equivocarme de nuevo en algo esencial, de poner en peligro la salud de Eren.

L: Entonces, ¿debería llamar a la señora Jaeger?

Hubo un breve silencio al otro lado de la línea.

J: No, mejor que no.

L: Pero...

J: Mira, Levi, a menudo él... a menudo él se va a otra parte cuando la señora Jaeger se queda en la ciudad.