Cap. 35

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Fui corriendo a urgencias, gracias a la distribución laberíntica del hospital y mi natural incapacidad para orientarme, tardé siglos en encontrar el ala de cuidados intensivos, tuve que preguntar tres veces antes de que alguien me señalara la dirección correcta.

Por fin, abrí las puertas de la sala C12, jadeante y sin aliento, y ahí, en el pasillo, estaba Jean, leyendo un periódico, alzó la vista cuando me acerqué —¿Cómo está? —.

—Con oxígeno, estable—.

—No lo entiendo... el viernes por la noche se sentía bien... tosió un poco el sábado por la mañana, pero... pero ¿esto? ¿qué ha pasado? — mi corazón latía a toda prisa, me senté un momento para intentar recuperar el aliento, llevaba corriendo casi desde que recibí el mensaje de Jean una hora antes.

Jean se incorporó y dobló el periódico —No es la primera vez, Levi, le entra alguna bacteria en los pulmones, y se viene abajo enseguida, el sábado por la tarde intenté algunas técnicas expectorantes, pero le dolía demasiado, le entró fiebre de repente, y luego un dolor punzante en el pecho, tuvimos que llamar a una ambulancia por la noche—.

—Mierda— dije, doblado sobre mí mismo —Mierda, mierda, mierda... ¿puedo entrar? —.

—Está muy aturdido, no creo que puedas hablar con él, y la señora Jaeger está ahí dentro— dejé la mochila junto a Jean, me lavé las manos con loción antibacteriana, abrí la puerta y entré.

Eren yacía en medio de la cama del hospital, cubierto con una manta azul, conectado al suero y rodeado de varias máquinas que emitían ruidos intermitentes, la cara estaba parcialmente oculta tras una máscara de oxígeno y tenía los ojos cerrados, su tez presentaba un aspecto pálido, con un tono azul blanquecino que me cortó la respiración.

La señora Jaeger estaba sentada junto a él, una mano apoyada en el brazo tapado de Eren, tenía la mirada perdida en la pared de enfrente.

—Señora Jaeger— dije, alzó la vista, sobresaltada.

—Oh... Levi—.

—¿Cómo...? ¿Cómo está? — quise acercarme y tomar la otra mano de Eren, pero no fui capaz de sentarme, me quedé ahí, junto a la puerta, en la cara de la señora Jaeger había tal expresión de abatimiento que temí que mi mera presencia la importunara.

—Un poco mejor, le han dado unos antibióticos muy fuertes—.

—¿Hay... algo que pueda hacer? —.

—No creo, no, solo... solo nos queda esperar, el médico se pasará dentro de una hora más o menos, espero que nos pueda dar algo más de información—.

El mundo pareció haberse detenido, me quedé ahí un poco más, dejando que los ruidos incesantes de las máquinas marcaran su ritmo en mi conciencia —¿Quiere... que me encargue yo un rato? ¿Para que pueda tomarse un descanso? —.

—No, creo que me voy a quedar—.

Una parte de mí albergaba la esperanza de que Eren oyera mi voz, una parte de mí deseaba que abriera los ojos sobre esa máscara de plástico y que murmurara: «Levi, ven y siéntate, por el amor de Dios», pero no se movió, me limpié la cara con una mano.

—¿Quiere... quiere que le traiga algo de beber? — la señora Jaeger alzó la vista.

—¿Qué hora es? —.

—Las diez menos cuarto—.

—Vaya, ¿de verdad? — negó con la cabeza, como si le costara creerlo —Gracias, Levi, eso sería... eso sería muy amable—.

Tengo la sensación de llevar aquí muchísimo tiempo.

Había tenido libre el viernes, en parte porque los Jaeger insistieron en que me debían un día, pero sobre todo porque para conseguir el pasaporte no me quedaba más remedio que ir a Londres en tren y hacer cola en Petty France.

Yo Antes de Ti  ||  [Versión Ereri] 🌻🐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora