Presenté mi primera petición para el subsidio de solicitantes de empleo.
Asistí a una entrevista de cuarenta y cinco minutos y a una entrevista en grupo, donde me senté junto a unos veinte hombres y mujeres que no tenían nada en común, la mitad de los cuales mostraba la misma expresión aturdida que probablemente se veía en mi cara, mientras que la otra mitad tenía el semblante inexpresivo y aburrido de las personas que habían estado aquí demasiadas veces.
Como resultado de estos esfuerzos: soporté un breve periodo reemplazando a alguien en el turno nocturno de una fábrica de procesados de pollo, tuve pesadillas durante semanas.
Y dos días en una sesión orientativa como asesor de energía doméstica, enseguida comprendí que me estaban enseñando a embaucar a ancianos para que cambiaran de suministrador eléctrico.
Pasé dos semanas en una cadena de comida rápida, el horario no estaba mal, podía aguantar ese uniforme que me electrizaba el pelo, pero me resultó imposible seguir el guion de las «Respuestas correctas», con sus «¿En qué puedo ayudarle hoy?» y «¿Quiere una ración de patatas grande?», me despidieron cuando una de las muchachas me sorprendió debatiendo sobre las cualidades dispares de los juguetes gratuitos con una niña de cuatro años.
Ahora estaba sentado en mi cuarta entrevista mientras Annie (mi asesora) rastreaba la pantalla táctil en busca de nuevas «oportunidades» laborales, incluso Annie, que tenía la actitud optimista de quien había encontrado trabajo para los candidatos más inverosímiles, comenzaba a parecer un poco cansada.
—Hum... ¿has pensado en formar parte de la industria del entretenimiento? —
—¿Qué? ¿haciendo de mimo? —.
—En realidad, no... pero hay un puesto para una bailarina de barra americana, varios, de hecho, además tienes una textura femenina, con una peluca pasaras desapercibido—.
Alcé una ceja —Por favor, dime que estás bromeando—.
—Son treinta horas a la semana, creo que las propinas son buenas—.
—Por favor, por favor, dime que no acabas de aconsejarme un trabajo que consiste en desfilar frente a un montón de desconocidos en ropa interior—.
—Dijiste que se te daba bien tratar con la gente, y parece que te gusta la ropa... exótica— echó un vistazo a mi atuendo, no considero que me vista de excelente forma, pero estoy seguro que está juzgando mi abrigo que parece hecho de oveja.
—Si, me gusta la ropa extraña, ¿algún problema? y que me vuelvas a salir con un trabajo así... juro que- —.
Annie tecleó algo en el ordenador —¿Y supervisor de una línea de chat para adultos? — me quedé mirándola, claramente ofendido, ella se encogió de hombros.
—Dijiste que te gustaba hablar con la gente.
—No y no a camarera semidesnuda, ni masajista, ni operador de webcam... vamos Annie, tiene que haber algo que pueda hacer—.
—No queda gran cosa aparte de algunas oportunidades de horario flexible en tiendas— estudió la pantalla de nuevo —Así que solo nos queda cuidador—.
—O sea, ¿limpiar el culo a viejos? —.
—Me temo, Levi, que tu formación no da para mucho más, si quisieras estudiar de nuevo, yo estaría encantada de ofrecerte mis consejos, hay muchos cursos en el centro de educación para adultos—.
—Ya lo hemos hablado, Annie... si lo hago, pierdo el dinero del subsidio, ¿verdad? —.
—Si no estás disponible para trabajar, sí— nos sentamos en silencio durante un momento.
—No se me dan bien los ancianos, Annie, mi abuelo vive en casa desde su derrame cerebral y no puedo con él—.
—Ah, entonces, tienes algo de experiencia como cuidador—.
—En realidad, no... mi madre le hace todo—.
—¿Quiere tu madre un trabajo? —.
—Qué graciosa—.
—No intento ser graciosa—.
—¿Y quedarme yo cuidando a mi abuelo? no, gracias, de parte de él también, por cierto ¿no hay nada en cafeterías? —.
—No creo que haya bastantes cafeterías para garantizarte un empleo, Levi, podríamos intentar en Kentucky Fried Chicken, tal vez se te dé mejor—.
—¿Porque se me daría mucho mejor ofrecer un Bucket de esos que un McNugget de pollo? no lo creo—.
Annie se recostó en su asiento —A estas alturas del proceso, Levi, debo hacer hincapié en que, al ser una persona sana y sin discapacidades, para seguir teniendo derecho al subsidio debes...—
—Mostrar que estoy intentando conseguir trabajo, lo sé—.
¿Cómo explicar a esta mujer lo mucho que deseaba trabajar? ¿Acaso tenía la menor idea de cuánto echaba de menos mi anterior empleo?
Ni se me había pasado por la cabeza que era posible echar de menos un trabajo igual que se echa en falta una pierna o un brazo.
No había pensado que, además de los temores obvios respecto al dinero y el futuro, perder un trabajo te hacía sentir incompetente, un poco inútil, que sería más difícil levantarse por las mañanas que cuando el implacable despertador te arrancaba del sueño, que echarías de menos a la gente con la que trabajabas, a pesar de lo poco que tuvieses en común con ellos.
La voz de Annie me sacó de mi ensimismamiento —Ajá, tal vez esto funcioné— intenté echar un vistazo a la pantalla —Acaba de llegar, ni hace un minuto, un empleo de cuidador—.
—Ya te he dicho que no se me dan bien...—.
—No se trata de ancianos, es... un puesto privado, para ayudar en la casa de alguien, y la dirección está a menos de tres kilómetros de tu casa «Ofrecer cuidados y compañía a un discapacitado» ¿sabes conducir? —.
—Sí, pero ¿tendría que limpiarle el...? —.
—No hace falta limpiar culos, por lo que veo— recorrió la pantalla con la vista —Es un... parapléjico, necesita a alguien durante el día para ayudarlo a comer, en estos trabajos a menudo se trata de estar ahí cuando quieren ir a algún lado, para ayudarlos con cosas básicas que no son capaces de hacer por sí mismos.... oh, pagan bien, mucho más que el salario mínimo—.
—Eso es probablemente porque hay que limpiarle el culo—.
—Voy a llamar para confirmar que no hay que limpiar culos, pero, si ese es el caso, ¿irías a la entrevista? — lo dijo como si fuera una pregunta, pero los dos sabíamos la respuesta, suspiré y recogí mis cosas, listo para volver a casa.
—..... tal vez— respondí, dejando a Annie medianamente satisfecha.
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—Dios santo— dijo mi padre —¿Te lo imaginas? como si acabar en una silla de ruedas con la mitad del cuerpo paralizado no fuera ya castigo suficiente, luego aparece Levi para hacerte compañía—.
—¡Cariño! —le regañó mi madre.
Detrás de mí, el abuelo se reía ante su taza de té.
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Yo Antes de Ti || [Versión Ereri] 🌻🐝
RomanceLevi Ackerman necesita un trabajo para ayudar a su familia y Eren Jaeger necesita alguien que lo cuide por seis meses ya que, al haber sido víctima de un terrible accidente, queda con paraplejia. Levi queda contratado por la familia como cuidador d...