Cap. 8

274 51 19
                                    

Saludé a Eren con una amplia sonrisa y un animado hola, y ni siquiera se molestó en apartar la mirada de la ventana.

—No tiene un buen día— murmuró Jean mientras se ponía el abrigo.

Era una mañana lóbrega, de nubes bajas, con una lluvia desapacible que chispeaba contra las ventanas y era difícil imaginar que el sol volvería a salir de nuevo alguna vez, incluso yo me sentía alicaído en días como este, en realidad, no era una sorpresa que Eren estuviera peor.

Comencé a realizar mis tareas matinales, diciéndome sin cesar que no importaba, no era obligatorio llevarse bien con el jefe, ¿verdad? y, además, ya había completado dos semanas aquí, eso quería decir que solo me quedaban cinco meses y trece días laborables para acabar.

Las fotografías estaban apiladas con esmero en el cajón de abajo, donde las había colocado el día anterior, y ahora, agachado en el suelo, comencé a sacarlas y ordenarlas, comprobando qué marcos sería capaz de arreglar, se me da bien arreglar cosas, además, pensé que sería una forma útil de matar el tiempo.

Llevaba unos diez minutos dedicado a esta tarea cuando el discreto murmullo de la silla de ruedas motorizada me anunció la llegada de Eren.

Se quedó ahí, ante el umbral, mirándome, tenía unas ojeras oscuras, a veces, según me contó Jean, apenas dormía, no quise pensar en cómo sería yacer atrapado en una cama de la que no podía salir sin otra compañía.

—Pensé que a lo mejor podía arreglar algunos de estos marcos— dije, alzando uno, era la fotografía donde Eren hacía puénting, intenté mostrarme animado, necesita a alguien vivaz, alguien optimista.

—¿Por qué? —.

—Bueno...— parpadeé intentando buscar una respuesta —Creo que aún se pueden aprovechar, he traído pegamento, si te parece bien que lo intente, oh si quieres reemplazarlos, puedo ir al pueblo a la hora de la comida a ver qué encuentro, oh podríamos ir juntos, si te apetece salir- —.

—¿Quién te dijo que los arreglaras? — su mirada era implacable.

—Oh, oh, pensé...... solo... solo intentaba ayudar—.

—Querías arreglar lo que hice ayer—.

—Yo... —.

—¿Sabes qué, Levi? estaría bien, solo por una vez, si alguien prestara atención a lo que yo quiero, que destrozara esas fotografías no fue un accidente, no fue una tentativa de rediseño interior radical, en realidad, lo hice porque no quiero volver a verlas—.

Me puse en pie —Lo siento, no pensé que... —.

—Pensaste que tú sabías lo que era mejor, todo el mundo piensa que sabe lo que yo necesito, vamos a volver a reparar esas malditas fotos, para que el pobre lisiado tenga algo que mirar... no quiero que esas malditas fotos, me contemplen cada vez que estoy apresado en la cama hasta que viene alguien y me saca de nuevo ¿vale? ¿crees que te podrías meter eso en la cabeza? — tragué saliva.

—No iba a arreglar la de Mina... no soy tan estúpido... solo pensé que dentro de un tiempo tal vez quisieras...—.

—Oh, cielo santo— se apartó de mí y habló en un tono mordaz —Ahórrame la terapia psicológica, ve a leer esas revistas tuyas de cotilleos de mierda o lo que sea que hagas cuando no estás preparando té—.

Las mejillas me ardían, observé cómo maniobraba la silla en ese pasillo estrecho y mi voz surgió antes incluso de saber qué iba a decir: —No tienes por qué comportarte como un imbécil— las palabras retumbaron en el aire inmóvil.

La silla de ruedas se detuvo, hubo una larga pausa, y entonces dio marcha atrás y giró despacio, para quedar frente a mí, la mano sobre esa pequeña palanca mientras la otra quito el poco cabello que cubría su rostro —¿Qué? —.

Lo miré a los ojos, con el corazón en un puño —A tus amigos los trataste como si fueran mierda, vale, es probable que lo merecieran, pero yo estoy aquí un día tras otro intentando hacer mi trabajo lo mejor posible, así que te agradecería que no me amargaras la vida igual que a todo el mundo—.

Los ojos de Eren se abrieron un poco y su expresión dominante se marchito.

Me dio un vuelco el corazón antes de que hablara de nuevo —¿Y si te dijera que no quiero que sigas aquí? —.

—No trabajo para ti, trabajo para tu madre, y, a menos que ella me diga que no quiere que siga aquí, me voy a quedar, no porque me importes demasiado o porque me guste este estúpido trabajo o quiera cambiar tu vida de algún modo, sino porque necesito el dinero ¿vale? de verdad necesito el dinero— la expresión de Eren Jaeger no cambió mucho en apariencia, pero creí ver asombro en su rostro, como si no estuviera acostumbrado a que alguien le llevara la contraria.

Oh, diablos, pensé cuando comencé a asimilar lo que acababa de hacer, ahora sí que la he fastidiado.

Pero Eren solo me miró durante un momento y, como no aparté la vista, dejó escapar un pequeño suspiro, como si estuviera a punto de decir algo desagradable —Vale— dijo, y la silla dio la vuelta —Pero deja las fotografías en el cajón de abajo, todas— y con el grave murmullo de siempre desapareció.

Yo Antes de Ti  ||  [Versión Ereri] 🌻🐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora