CAPÍTULO 75

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| V I C T O R I A S A G E L |

—¿Él está aquí? —pregunto observando el cuarto donde suponía que estaba el tipo que había atentado con la vida de mi hijo. El abogado que llego a llamar Vadim se atina a responder.

—Sí, pero no dice nada.

—Quiero verlo.

—No creo que se pueda.

—No pregunte. Si no dice nada tal vez espera que alguien lo enfrenta de verdad. Créame, sé de este tipo de cosas.

—Hablaré con las autoridades.—pasa a mirar a Vadim quien estaba a mi lado consternado de la situación.

—También quiero verlo, sé que él nos dará la ventaja de ver al maldito ese.

—Cómo se atrevió a dispararle a un niño. Debe haber una razón y estoy segura que se trata de la misma gente que quiere destruirnos. —con el espasmo que se venía en mi persona, Vadim se acerca para abrazarme dejando en claro lo que sentía por mi hijo: tristeza. Una pena profunda en saber de su estado de salud.

—El fiscal no es muy fácil de convencer, pero intuyo que era necesario sacar información.—llega el abogado de otro comisario quien gustosamente abrió la puerta con una de las llaves que colgaba de su mano. Me acerco a la siguiente puerta donde estaba el tipo un tanto demacrado ante las acciones que tomaron los agentes de Vadim al capturarlo.

Los laterales estaban cubiertos de un vidrio de tonalidad oscura. Me asomo a la puerta y entre sin decir una palabra hasta tener su atención.

—¿Quién eres? —pregunto a secas sin intentar hacer uso de la violencia.

—Deberías saberlo.

—No estoy para tus juegos. ¿Quién te mano? —el hombre de tez blanca y cabellos rubios lo toma como broma y vuelve a mirarme para guiñarme.

—Vamos preciosa, piensa. ¿Quién está lejos de tu vida? ¿Quién desapareció? o ¿Quién murió?

—Dame nombre —lo piensa por unos segundos y se niega. Llevo mis manos sobre la mesa para pasar a la siguiente fase: manipulación.—. Haremos un trato tú y yo.

—Bien, ¿Qué ofreces? ¿Una noche? —habla el idiota que comenzaba a atacar con palabras.

—Sabes a qué me dedico, ¿verdad?

—Victoria te he estudiado bien.

—Tu jefe ha de estar molesto por haber sido capturado.

—Probablemente. Pero por lo menos ya cumplí con mi contrato.

—Te van acusar de partícipe necesario de una tentativa de homicidio. ¿Sabes que eso es grave no? Tu vida se acabará por una decisión estúpida que elegiste. A parte te metiste con la gente que no debías —susurro lo ultimo.—. Vivirás el resto de tu maldita vida en la cárcel, mientras tu querido jefe está libre.

—Ya no tengo nada que perder.

—Perdiste a tu familia, ¿no es así?—pregunto al percatarme de las facciones de su rostro de melancolía.

—¿Preguntaste por tu abuelo? —miro el ventanal de al frente en forma de advertencia. No podía sacarme la duda de saber a lo que se refería.

—¿Qué harán? —respiro dejando de lado la opción de tomarlo a la fuerza, si lo dejaba hablar probablemente diría algo que no me convendría que diga delante de cámaras de vigilancia.

JÚRAME OLVIDARME| Pasiones secretas N°3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora