CAPÍTULO 3 | P2

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Victoria S

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Victoria S.

Esos ojos verdes. Esa sonrisa que emanaba amabilidad. No era cierto lo que vi, es imposible. No puede ser él.

Esperaba a Alexa afuera de la tienda de calzados —vamos Alexa, llega pronto.

Miro hacia la tienda de perfumería y entre la multitud de personas que observaban las fragancias, la veo a ella acercare con un malteada de fresa.

—Cuéntame el chisme completo.—se acerca haciendo referencia a la última llamada de emergencia.

—No puedo creerlo, era él. La misma persona que me ayudo esa noche estaba ahí sentado, realmente no podía creerlo.—ambas caminamos en dirección a la sala de comidas.

—Debió darse cuenta por la venda de tu tobillo. Además de tu altura y tus hermosos dotes.

—Mi voz...estaba nerviosa cuando hable, realmente soy una tonta.—contesto colocando una mano sobre mi rostro, fatigada y vergonzosamente molesta conmigo misma por hacer tal estupidez.

—Si te reconoció.

Tomamos asiento en una de las mesas, mientras sacaba mi pequeña cajita de chocolates.

—No comas mucho, vas a engordar.

—Sabes que como chocolate cuando estoy nerviosa, realmente si sabe de mi. Si sabe quien soy, esto es tan humillante.

—Espera...espera, no pierdas la cabeza aún.

—¿Y si dice algo? No quiero mi rostro en los periódicos baratos de la ciudad.

—¿Es guapo?—pregunta, le lanzo una mirada escrutadora de su imprudente comentario.—¿Qué? Debes sacar ventaja, te ayudo, fue amable hoy y encima huyes. Además de decirte que acabas de romper una extraña relación con el doctor más guapo de Londres.

—¿Ese es tu argumento de mi?—dejo la cajita de chocolates a un lado.

—Amiga, eres tu. Nadie puede hacerte daño, eres encantadora.

—Debo saber de este tipo, si lo encuentro lo puedo callar y así todo estará resuelto.

—¿Cómo lo callaras? Espera...te lo vas a...

—No, no claro que no. No se tal vez si necesita ayuda profesional de una doctora. No le voy a bailar ni le daré se...

—Sh...hay niños.—habla Alexa, la señora de nuestro lado me mira incrédula tapando los oídos de su pequeño.

—Debemos hablar esto en casa, vamos por los zapatos. Es lo único que me falta para completar con el atuendo.—ambas nos levantamos de las sillas camino a la salida.

—Deberías calmarte un poco.

—¡Maldición! Ahí está.—paso detrás de la silueta de Alexa intentando ser discreta.

JÚRAME OLVIDARME| Pasiones secretas N°3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora