Mire a mí al rededor por segunda vez. Es la séptima sesión dentro de las dos semanas que llevo aquí en Londres. Uno de los consejos de la psicóloga era que yo me escapara un tiempo de lo que me dedico. Tal vez un tiempo para recuperar aquello que deje. Tener la mente abierta y saludable es preferible en un lugar donde la tranquilidad sea lo primordial. Un bosque o una semana acampando en la playa. Son diversiones que desearía hacerlo, pero me conformo con estar fuera de mi país natal. Al menos no hay la misma tensión que refleja cada vez que trabajo por las madrugadas. Otro defecto que encontró, la psicóloga. Cumplir las horas de mi siesta de por lo menos 7 horas. A penas le dije que mi trabajo es complicado de manejar. Que soy un agente de una organización, no criminal, por supuesto. Nada que peligre mi historial en las sesiones.
De cierta forma mi vida se ha vuelto pasajera. Un poco más y ya soy chofer privado de Sorav. Ella está en proceso de una terapia que permitirá tener una vida mejor saludable para evitar riesgos en un futuro embarazo. La acompaño cuantas veces puedo y la espero afuera del consultorio, otra veces estoy al lado de ella escuchando lo que tiene que hacer.
Cuando llegue a casa, Sorav y yo nos coordinamos con la preparación del almuerzo y la cena. A pesar de la distancia con mis agentes, me mantengo informado de sus actos con la supervisión de mi colega y mis dos agentes mayores. Me informaron de los dos nuevos contactos de los Glaskov de Rusia para acabar con la vida de dos mercenarios en Japón. Acabada la llamada por internet, me asomo a la ventana para abrirla y dejar que el aire que iba y venía se encargara de darme paz.
La llamada de Sorav desde el umbral de la puerta me llama la atención con una sola oración.
—¿No quieres ir a divertirte? Iré con Madylen para festejar su cumpleaños. —menciona a la chica que recientemente en las sesiones había conocido. Tiene el mismo problema que ella solo que ya con un avance mejorable para que pueda concebir.
—Si deseas ve tú. Ya investigue a la chica y no es nada para preocuparse. —froto mis ojos del cansancio de estar horas en la computadora. Echo un vistazo al vestido que llevaba: se ve increíblemente como toda una Sorav. Un vestido de seda. Ajustado que llegaba hasta por encima de sus rodillas con ligeros tirantes del mismo tono del vestido: azul. Sencillo pero con mucho estilo.
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JÚRAME OLVIDARME| Pasiones secretas N°3
RomanceSu verdadero nombre es Victoria Sagel, fue cortejada una noche y traicionada por el hombre que creyó amar. Su única debilidad era el eco del nombre de Vadim Sokolov. Un hombre que le ofreció su amor, cegado por la belleza de Victoria haría todo lo q...