CAPÍTULO 81

24 3 1
                                    

⚜ REENCUENTRO ⚜

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

REENCUENTRO

VICTORIA SAGEL

Intento ser fuerte. Me mantengo quieta con las manos firmes. Mientras más lo veía, más era mi arrepentimiento. Verlo encadenado y bañado dos veces con cubos de hielo, fue suficiente para mi saber que su final estaba cerca. Doy de nuevo una mirada cabizbaja desde mi lugar, él no me veía en absoluto. Necesito irme de aquí. No seguiré con este juego.

—Rudolf, tengo que irme, el trato solo era entregárselo.

—Victoria te vas a perder la mejor parte. —habla de manera bufona y vuelve a girar su silla para ver a Sokolov entumecido. — Lo conoces muy bien, ¿no? Él no es tan fácil de perseguir y menos por alguien como tú.

—¿Qué insinúas? —pregunto directamente.

—¿Eran amigos, verdad?

—Mi única razón de traerlo acá es porque mató a mi hermano. Lo sabes perfectamente. —respondo sin siseos.

—Revisa tu cuenta bancaria. El dinero es un hecho. Uno de mis agentes te acompañará a la salida. —dice de repente levantándose de su silla.

Disimuladamente observó el código del sujeto que iba a acompañarme para que un grupo de los agentes a mi cargo tuviera una salida más fácil de identificarse por si hay algún imprevisto.

<<10123 R, S, T, Y serán parte de la guardia de Rudolf. >>

Llegamos al ascensor, reviso la hora exacta de mi reloj << Cámaras apagadas, Laghari. Recibido. >> y el hombre digitaliza el número del piso una vez que las puertas se cierran, asomo mi mano a mi espalda para sacar el arma para apuntar directamente a su cabeza. Solté el gatillo tan rápido como pude para evitar que el hombre comience a disparar. Retiró su grabadora y la identificación de su uniforme. Saco el audífono en dirección a mi oído para comunicarme con los demás.

—¿Dónde están? —las puertas se abren en el piso indicado, por mera precaución me coloque lo más cerca posible de uno de los laterales del ascensor.

—Somos nosotros. —de inmediato retiran el cuerpo mientras entrego el código y la radio a uno de los mayores del grupo. Nos ponemos las gafas de visión nocturna.

—Interno —hago una llamada—. Apaguen las luces en 15 segundos.

Recibido.

Cinco. Llegamos al piso correspondiente y antes de terminar con el conteo la puerta logra abrirse en su totalidad y todo se apaga por lo que nadie vio nuestra presencia ya que aparte teníamos que caminar por un pasillo. Perfectamente planificado. Al llegar al cercado, nadie tenía luces y apenas se alumbraban con unas linternas.

—¡Arreglen las malditas luces!—exige el hombre de cabello blanco.

—Jefe, es exterior. No es interno.

JÚRAME OLVIDARME| Pasiones secretas N°3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora