CAPÍTULO 63

36 2 3
                                    

⚜   E  L        R  E  T  I  R  O    ⚜

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⚜   E  L        R  E  T  I  R  O    ⚜

- ARYAN BURAK -

Esta no era una aventura como de las que estoy acostumbrado a liar. No se trataba de asesinar u organizar un plan. Todo debía ser improvisado. No tengo ni la remota idea de qué hacer. No tengo un plan B ni un C. Solo uno: firmar.

Victoria tenía razón. Ellos iban a dominarme a su manera, el juego era firmar para su organización o salir hecho cenizas. Eso era el costo del favor que les pedí: información de los italianos. De los grandes Dominici de Italia. Sin embargo, ellos, los alemanes, eran mi única salida.

El ambiente que cubría el bar no era para nada amistoso de ver. Se sentía la pesadez del par de miradas de los matones que rodeaban el interior de la primera planta. No encuentro ni un rostro reconocible. Para ser sincero, solamente, era la tercera vez que nos vemos en persona y con gran dificultad no puedo detectar a ninguno. Excepto del hombre que se posiciona sobre la puerta de madera. Cuidando al jefe, al que requiere obligatoriamente de mis servicios y el cual no deseo prescindir debido a la seguridad de Victoria.

—Tus armas. —Claro que llevaba tres armas. Una cuchilla y dos pistolas. Solo entregue una cuchilla y una pistola, me quedo con la silenciadora.

—El jefe te ha estado esperando ansiosamente.

—Claro. —respondo con ironía.

—A cambio de tus servicios a la base alemana.

—Yo hablo con tu jefe. No contigo. —contraataco.

La puerta se abre de golpe. Llego a paso lento detectando cada detalle del área. Otro par de matones del superior. Una mesa y una silla, pero no veo a Victoria por ningún lado. Desde el otro lado se acerca el jefe sujetándose de un bastón negro. La barba aún no se había afeitado como lo comentó en el segundo encuentro.

—Tu chica es muy rebelde. Hirió a tres de mis mejores hombres al despertar —me informa antes de que llegara a la silla. —. Toma asiento. En unos instantes la van a traer.

—La manera en cómo convences para que trabajen para ti es muy sucia

—Así soy cuando no se deciden. Ayer fue tu último día para que pienses en aceptar o morir—voltea—. Traigan las hojas.

—Quiero mi libertad después del trabajo en Norteamérica.

—Nosotros te mantendremos al día de los embarques y la información respecto a los italianos y los franceses. Tu libertad está al final. Es mi palabra, no tienes que preocuparte. —admite.

El pisoteo de unos tacones despiertan mis sentidos al ver la proximidad de Victoria. Ella había salido de la penumbra y apenas me miraba animada con sus ojos verdes.

JÚRAME OLVIDARME| Pasiones secretas N°3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora