CAPÍTULO 7

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Vadim S

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Vadim S.

El primer día después de la operación —y de las 30 horas sin estar consciente— no podía emitir ni una sola palabra o ejercer algún movimiento brusco. Después de encontrarme con todos en el dormitorio me mantuve dormido un par de horas más al escuchar una voz. Una que podía reconocer con solo un eco: Annika.

¿Qué demonios hace ella aquí?

—Tu hermano es fuerte, se va a recuperar...—la escucho conversar con mi hermana.

—Annika...—murmuró al verla de espaldas. Aún mantiene el color rubio de su cabellera, la chaqueta blanca que siempre usaba.

—Ya despertó, hola, Vadim.

—Graciosa, ¿qué haces aquí?

—Estaba aquí operando en la embajada de Irlanda. Supe de tu problema y quería saber que pasaba contigo.

—No debiste...—suelto de pronto. Soy sincero con ella y me da la sensación que mi respuesta lo tomara a la ligera para ignorarlo.

—Debo, de hecho quiero conversar contigo. No sabía que estabas aquí en Londres, me hubieras avisado para que te hospedes.

—¿Hospedarme? No dices que estás en Irlanda...

—Tengo una casa aquí, la obtuve por cuidar a un mafioso de la sangre azul.

—Tu estas más metida en problemas que yo.—volteo la mirada hacia mi hermana.—. ¿Paso algo? ¿Cómo estás?

—Estoy bien, hermano. De hecho Sorav y yo nos cuidamos lo suficiente. Sergei está afuera con su hermana, Viktor está viendo lo de la compañía de diamantes. Maksi tuvo que retirarse porque tenía entrenamiento.

—¿Entrenamiento a estas horas?—observó el ventanal del dormitorio.

—Si, tiene unas prácticas privadas con una nueva estudiante que la encargaron. Es extranjera, así que le tomará cierto tiempo para educarla.

—Que no se meta en líos.

—Creo que tiene suficiente por ocuparse y no tener asuntos que atenten con su apellido. Bueno hermano...te veo en un rato, tienes que platicar con Annika.

—Espera...—la detengo antes de que se retire.— ¿Dónde está la doctora Sagel?

—Esta con el doctor Rinaldi, escuche que hoy es el último día del doctor y dentro de media hora ella vendrá a chequear tu salud; claro, en caso de que tenga, un paciente de emergencia tendrás que esperar unas horas.

—Gracias.—se retira en seguida.

Me mantengo despierto intentando que el dolor en el pecho no sea para preocuparse. Me acomodo en la camilla aun con los cables que rodean en mi cuerpo.

—¿De qué quieres hablar?—pregunto al verla concentrada en mi comportamiento.

—Quería saber si puedo volver a trabajar contigo.

JÚRAME OLVIDARME| Pasiones secretas N°3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora