VADIM SOKOLOV
Las personas iban tomados del brazo de elegantes trajes y vestidos coloridos para el momento oportuno. De telas costosas y maquillaje exagerado: labios rojo o rosado profundo, cualquiera de esas opciones ningún tenía un aire tan tranquilo como lo era con Victoria. Muchos de los presentes eran escritores, artistas contemporáneos y un par de rostros conocidos de la familia Glaskov. La apertura de la nueva tienda aquí en Londres no solo les traerá buenas ganancias, sino que recomendaciones de otras tiendas reconocidas de diseño y moda. Las joyas que estaban en los estantes eran preciosas, muchas no eran ni vendidas en Rusia. Puedo notar que sacaron una nueva línea de collares con piedras preciosas, aretes y anillos con hermosos zafiros con perlas incrustadas en el oro, y entre ellos uno había capturado mi atención. Uno completamente desconocido.
Brilloso, un color esmeralda muy bonito. Ese tono que solo me recuerda a los ojos de la mujer que anhelo hasta el día de hoy. No tiene una colección que lo rodee pero es hermosa sin ellos. Para mi sorpresa, la hermosa piedra no tenía nombre, solo había una X-sin nombre. Pesa 10.4 mm. Tiene forma de un diamante muy particular.
La presencia de un ente andante y conocido hace que mi vista vaya a él: Viktor Glaskov, uno de los encargados de la nueva tienda y amigo cercano mío.
—Veo que te gusto la piedra más hermosa de la tienda e incluso de Rusia.
—¿No tiene nombre verdad?—pregunto maravillado tocando el único cristal que me interrumpe de por medio.
—No, no sabemos cómo llamarla.—habla Viktor un tanto desconcertado.
—Supongo que siendo la piedra más hermosa, el precio debe ser sobrevaluado.
—Somos como medios hermanos, Vadim. El precio cambia. ¿A cuánto lo quieres?
—Viktor, es demasiado. No sé de joyas o diamantes, nunca regale uno y tú lo sabes.
—¿El color no se te hace conocido? A una mujer muy cercana a ti.
—Tu hermana te lo dijo, ¿no es así?—hago una mueca complaciente.
—Mmm... Sienna, no; Anne, si. Me dijo que nunca te había visto tan enamorado, que esos ojos revoltosos solo colocaban su mayor atención en su nuevo punto débil: una mujer de ojos verdes.
—No sabía cómo decirles, si apenas pude con ellos...—asoma su brazo sobre mi hombro como parte de su apoyo.
—No te preocupes, te comprendo, pero volviendo al tema de esta hermosa piedra... sé que será una forma de agradecimiento. ¿Qué nombre le colocarías?
Pienso unos segundos, permitiendo el valor de hablar con él, de tener esta confianza a veces parece no tener límite alguno. Así que veo el momento oportuno para pensar en el nombre correcto. Tal vez su nombre, el de ella. El de la mujer que me provoca necesidad de verla.
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JÚRAME OLVIDARME| Pasiones secretas N°3
RomansSu verdadero nombre es Victoria Sagel, fue cortejada una noche y traicionada por el hombre que creyó amar. Su única debilidad era el eco del nombre de Vadim Sokolov. Un hombre que le ofreció su amor, cegado por la belleza de Victoria haría todo lo q...