CAPÍTULO 2 | P2

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Victoria Sagel

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Victoria Sagel

No era amor, ¿un fetiche? tampoco. Era un cariño especial que le tenía a Adriano. Verlo descansar en la cama que un par de veces toque, me complace mucho. Me levanto de la cama para ir por un tibio cafe. Tomó la camisa que estaba a un lado de la cama, me lo pongo y, de inmediato, salgo del dormitorio. Paso por la sala y en dirección a la cocina preparo un café instantáneo. A penas agrego una cucharada y media de azúcar, para luego disolverlo. Me encamino en dirección a la sala tomando asiento en uno de los cómodos sofás. Miro la pequeña pecera que siempre tenía llena de hermosos peces. Y a su lado, un par de correos. Muchos de ellos estaban abiertos, eran promociones de viajes, cuenta que confirman su pago y una carta de alguna aerolínea.

Pensé que su madre estaba aquí. Tal vez tiene que viajar después de todo, es la mujer con la que tuve alguna interacción como estudiante y no como su "pareja".

La mera curiosidad que despertó en mí esa carta me hizo tomar el tiempo de leerla por unos minutos dejando de lado mi taza de café.

<<...viaje a Boston dentro de dos semanas. Pase para una persona. Fecha de retorno, indefinido. Viaje acreditado por el Centro de Salud de Boston.>>

¿Por qué está acreditado su viaje? ¿Por qué lo haría un Centro de Salud? ¿Será por la reputación que tiene? No creo. Ningún Centro de Salud lo hace por esa razón de su dominio. Tomó en seguida mi cartera que estaba en el otro lado del sofá, y solo hay una forma de averiguar esto. Tal vez no sea verdad lo de su madre. Marco enseguida el número de Louisa, su asistenta.

—¿Victoria? Sabes qué hora es, estoy en descanso.

—Necesito saber algo breve, creeme que despues te dejaré dormir. Es más te invito un café cuando llegué al hospital ¿si?

—¿Qué sucede?

—Sé que el doctor Rinaldi estará de viaje a Boston y, además de que estará en Centro de Salud de esa ciudad, ¿sabes hasta cuándo será?

—Bueno me dijo que será indefinido, después de la oferta que le hicieron no dudo en aceptarla.

—La oferta...—bisbiseo.

—Si, pensé que lo sabías. Él no esta muy bien, económicamente hablando que digamos.

—Por cierto, ¿no has visto a la señora Rinaldi por el hospital?

—Si ayer vino para dejar un recado, ella se irá a Francia para intentar vender unas acciones que su tío le había dejado.

—Entiendo...creo que no deberías decir mucho. Tranquila no le diré nada a Adriano, solo que como estaré trabajando en su oficina me tenía algo curiosa.

—Eres la única persona con quien tengo más confianza, el resto de los doctores son un fastidio. Además eres muy cercana al doctor, pensé que sabías del lío.—volteo en dirección contraria para dejar la carta de la aerolínea en la mesita y me encuentro con la persona menos indicada en darle mis buenos días. Adriano estaba ahí. Corte la llamada y tome mi bolso y antes de irme a recoger mis cosas de su cuarto. Pero él intenta no darme el pase.

JÚRAME OLVIDARME| Pasiones secretas N°3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora