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— ¿Qué acabas de decir, Innie? —Preguntó con un semblante confundido mientras se sentaba de una mejor manera en el sofá, mirando fijamente al contrario, y notando el nerviosismo en todos y cada uno de los ligeros movimientos que llegaba a realizar.

— Hyung, yo... —Mordió suavemente su labio inferior y agachó la cabeza; cerrando los ojos al sentir como una de las manos contrarias se posaba sobre su hombro izquierdo.— Hyung... —Y se vio interrumpido por el mayor.

— Innie, lo siento, pero no estaba prestando atención en ese momento. ¿Podrías repetirme lo que dijiste? Por favor. —Puchereó, apartándose un poco y conectando miradas con él.

La velocidad de los latidos del corazón de Yang fue regresando a la normalidad a partir de ese momento, a la vez que el molesto sonrojo abandonaba su rostro, y sus manos poco a poco iban dejando de temblar. A pesar de la ligera decepción que se alojó en su pecho al no haber sido escuchado cuando, estúpidamente, reveló parte de sus pensamientos sobre el mayor, no pudo evitar sentirse aliviado al no tener que explicar aquello que seguramente el mayor no correspondería jamás. ¿Cómo le diría que llevaba meses observándolo de más? ¿Cómo le explicaría lo maravilloso que era a sus ojos? ¿Cómo podría contarle respecto a las enormes ganas de besarlo que le daban cada que lo veía utilizar algún brillo labial? ¿Cómo sería capaz de explicarle lo maravillado que estaba por su sola existencia? Definitivamente no podría hacerlo, pues aún no se sentía listo para exteriorizar todo aquello que, con el paso de los días, sentía con mayor intensidad.

— Yo...no fue nada, Hyung. Hice un comentario al azar. —Respondió sonriente, recibiendo un ceño fruncido y un nuevo puchero que, a pesar de acelerar su corazón, no lo hicieron cambiar de opinión.— Ya~, te lo prometo. No tiene importancia.

— Mh...si tú lo dices... —Murmuró a la vez que se encogía de hombros y pasaba dos mechones de su largo cabello hacia la parte posterior de sus orejas.— Bueno, Pinocho. Los chicos vendrán a cenar y nosotros aún no tenemos nada listo, ¿Te parece si arreglamos un poco el salón? —Sonrió risueño, pues había recibido un suave golpe en el brazo derecho tras llamar al menor con aquél apodo.

— Sí, bobo. —Rió bajito, lanzándole un cojín al momento de levantarse del sofá.

— ¿Creen que Jisung esté bien? No ha vuelto a escribirme desde esta tarde

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— ¿Creen que Jisung esté bien? No ha vuelto a escribirme desde esta tarde. —Felix puchereó, mirando fijamente la pantalla de su celular mientras Seungmin, quien asaba carne a su lado, se estiraba un poco para tener una mejor visión de lo que se mostraba en el aparato.

— Tal vez se ocupó con Minho Hyung. —Respondió Seungmin mientras regresaba la mirada hacia lo que se estaba cocinando en la parrilla frente a él.— Me alegra que finalmente lo haya convencido de salir. Espero que ambos puedan sentirse un poco mejor luego de esto, pues Sunggie tampoco está del todo bien. —Comentó con una mueca.

— Sí...todos sabemos que no es fácil lidiar con Minho Hyung cuando se siente mal... —Negó suavemente, decidiendo que lo mejor sería guardar su celular; y eso fue exactamente lo que hizo tras haberle echado un último vistazo a la hora de conexión que se mostraba debajo del contacto de Han.

ʙᴀʙʏꜱɪᴛᴛᴇʀ •ʜʜᴊ+ʏᴊɪ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora