ʙᴀʙʏꜱɪᴛᴛᴇʀ •ʜʜᴊ+ʏᴊɪ•

40

Al llegar al hogar del más alto, ambos chicos bajaron del auto y caminaron hacia la puerta, entrando rápidamente una vez esta fue abierta, y soltando un suspiro de alivio al ser recibidos por calidez del lugar. Hyunjin, al haber sido el segundo en ingresar, cerró la puerta y presionó el interruptor al lado de la misma, encendiendo las luces del pasillo para luego hacerse a un lado y deshacerse de la gabardina que había estado utilizando.

- Creo que estaremos un poco más cómodos en la sala de estar del segundo nivel. -Comentó, regalándole una suave sonrisa al chico que lo observaba con ojitos brillantes.- Si quieres, adelántate y enciende la calefacción. Yo prepararé palomitas e iré contigo después. ¿Te parece bien? -El menor asintió.

- Te espero allá, Hyung. -Avisó, recibiendo un suave asentimiento y un beso en la frente antes de ver como el contrario se alejaba, caminando a lo largo del pasillo hasta adentrarse en la cocina y perderse ahí.

Jeongin, sonriendo, caminó hacia las escaleras e hizo su camino hasta el segundo nivel, sacando su celular y encendiendo la linterna del mismo para buscar el interruptor, presionándolo una vez lo encontró. Apagó la linterna y nuevamente guardó el aparato, observando el espacioso sillón con mil y un cojines más un par de mantas sobre él, una más pequeña que la otra. Su sonrisa se ensanchó un poco más ante ese detalle, imaginando al mayor teniendo una noche de películas Disney con su hija, y soltó una suave risilla al sentir un hormigueo agradable en el vientre ante esa imagen mental.

Y ese sentimiento solo creció al imaginarse a sí mismo ahí, disfrutando de esa imagen en vivo y en directo.

No supo cuánto tiempo estuvo mirando a la nada, imaginando mil y un escenarios de sí mismo disfrutando un agradable momento con Hyunjin y Chungha como si fuesen una linda familia feliz; hasta que sintió un par de toquecitos sobre la punta de su nariz y sus ojos se encontraron con unos curiosos orbes marrones a tan solo unos centímetros de distancia.

Dio un pequeño saltito en su lugar y retrocedió por acto reflejo, soltando un suave suspiro una vez salió del shock que ese dichoso susto le causó, y frunciendo el ceño al escuchar una carcajada por parte del hombre frente a él.

- ¡Hyung! -Puchereó mientras se cruzaba de brazos.- No es gracioso. Realmente me asusté.

Hyunjin asintió, acercándose a él y abrazándolo sin siquiera intentar ocultar la enorme sonrisa que decoraba sus carnosos y rosáceos labios.

- Esta bien, cariño. Perdóname por haberte asustado, ¿Si? Te prometo que no volverá a suceder. -Sonrió, meciendo suavemente su cuerpo de un lado hacia el otro mientras también movía al menor, escuchándolo soltar un suave pujido.- Ya, cascarrabias. ¿Cómo se supone que baile contigo si no me devuelves el abrazo?

El ceño fruncido de Jeongin se asentuó un poco más tras sus últimas palabras, mientras levantaba la cabeza y lo miraba con clara curiosidad y confusión.

- ¿Bailar...?

- Sí. Bailar. -Asintió, liberando al menor del abrazó en el que lo había aprisionado anteriormente, y caminando hacia el mueble donde reposaba una gran televisión. En ese mismo había una bocina no muy pequeña que, supuso, estaba conectada al celular del mayor; y supo que no estaba equivocado cuando lo vio presionar algo en la pantalla de su móvil antes de dejarlo sobre la madera, y que de esa bocina se comenzara a escuchar la melodía de una canción que era bastante popular últimamente.

- ¿Me concederías este baile? -Preguntó Hyunjin, estirando uno de sus brazos en su dirección y ofreciéndole la mano.

Dudoso, pero sonriente, asintió suavemente y tomó la mano que se le era extendida, caminando un par de pasos hasta que se vio a sí mismo siendo suavemente abrazado por la cintura mientras sus brazos rodeaban el cuello del contrario, juntando sus cuerpos mientras se movían alrededor de la sala en una especie de vals.

Maybe it's the way you say my name
Maybe it's the way you play your game
But it's so good, I've never known anybody like you
But it's so good, I've never dreamed of nobody like you

Cerró los ojos y descansó la cabeza sobre uno de sus brazos, sintiendo una casi inexistente tensión en sus mejillas por la sonrisa que no quería desaparecer de su rostro. Se sentía tan cálido, tan protegido, tan cómodo en con esa cercanía, que tan sólo deseaba que se extendiera tanto como pudiese, pues ese era un momento que merecía no terminar jamás.

And I've heard of a love that comes once in a lifetime
And I'm pretty sure that you are that love of mine

Pero fue en ese preciso instante en el que la pequeña burbuja de Yang se reventó gracias a la letra de la canción, encendiendo inconscientemente una alarma en él que provocó que abriera los ojos y levantara la cabeza para buscar la mirada ajena, temiendo que el contrario no estuviese en sincronía con él. Sin embargo, cuando sus miradas se encontraron y observó la completa adoración y el amor que reflejaban los orbes contrarios, sintió como su corazón comenzaba a latir con mayor velocidad, mientras él sonreía y un par de lágrimas comenzaban a descender por sus mejillas.

Hyunjin estaba ahí con él.

Hyunjin pensaba en él.

Hyunjin lo veía a él.

Hyunjin lo amaba a él.

La sonrisa que decoraba sus labios no desapareció en ningún momento, ni siquiera cuando decidió apoyar un lateral de su rostro sobre el pecho que resguardaba un corazón que latía con la misma rapidez que el suyo, logrando decirle tanto y nada a la vez, y soltó un pequeño sollozo cuando el abrazo alrededor de su cintura adquirió un poco más de firmeza.

'Cause I'm in a field of dandelions
Wishing on every one that you'll be mine, mine
And I see forever in your eyes
I feel okay when I see you smile, smile
Wishing on dandelions all of the time
Praying to God that one day you'll be mine
Wishing on dandelions all of the time, all of the time

Se separaron momentáneamente y fue ese momento donde Hyunjin aprovechó para tomar delicadamente una de sus manos y levantarla con cuidado, dándole una vuelta que los hizo reír en medio del baile, mientras se miraban mutuamente con ese cariño que por años no habían podido expresar y que, finalmente, se tomaban la libertad de disfrutar y vivir con la responsabilidad que conlleva cuidar y cultivar ese mismo amor.

Porque esta vez ambos estaban ahí para quedarse.

Dandelion, into the wind you go
Won't you let my darling know?
Dandelion, into the wind you go
Won't you let my darling know that?

Ambos lloraban con sonrisas en sus labios mientras seguían girando con delicadeza alrededor de la sala, siguiendo el ritmo de la música y mirándose a los ojos, diciéndose tantas cosas mutuamente sin siquiera necesitar el uso de palabras en un momento tan precioso como lo era ese.

Afuera seguía nevando, pero ni los copos de nieve, ni la fría ventisca, ni los niños jugueteando en la calle, eran capaces de romper la atmósfera de cariño y calidez que habían creado juntos.

Justo en ese momento, sólo existían ellos dos.

I'm in a field of dandelions
Wishing on every one that you'll be mine, mine.

La canción terminó y todo quedó en completo silencio; un silencio que decidieron prolongar al unir sus labios en un suave beso que terminó de sellar ese pacto silencioso que habían hecho mientras bailaban entre los brazos del otro.

Porque ambos se amaban, y querían vivir ese amor.