ʙᴀʙʏꜱɪᴛᴛᴇʀ •ʜʜᴊ+ʏᴊɪ•

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- ¡Papá! ¡Papá! ¡Papá! -Una eufórica pequeña corría hacia él, sonriendo mientras pasaba sus manos descuidadamente sobre su despeinado cabello en un vago intento de peinarlo. Estaba lo suficientemente emocionada como para no querer que su progenitor le hiciera uno de esos peinados que ella siempre presumía frente a sus tíos.

- Buenos días, dulzura. -Sonrió, poniéndose en cuclillas y recibiendo entre sus brazos a la menor, antes de separarse mínimamente de ella para tomar asiento en el suelo y así comenzar a deshacer sus trenzas.- ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan feliz? -Preguntó sonriente, aunque ya supiera la respuesta.

- ¡Por mi primito, papi! ¡El tío Fefi vendrá con mi primito! -Respondió, dando pequeños saltitos su lugar.

- Así es, preciosa. Y, ¿Sabes por qué? -Cuestionó, nuevamente restándole importancia al hecho de ya saber la respuesta. Le encantaba ver a su pequeña feliz, además que dejarla expresarse era una de las cosas que él consideraba primordiales para la crianza de Chungha.

- ¡Porque es mi cumpleaños! ¡Cumplo cuatro, papi bobo! -La niña rió, abrazándolo por el cuello.

- ¡Oh, no puede ser! ¿En serio es tu cumpleaños? ¡Vaya! ¿Por qué no me lo dijiste antes? -Dramatizó preocupación mientras la pequeña lo soltaba y se paraba frente a él, observando detenidamente cada uno de sus movimientos.

- ¿No lo recordabas, papi? -Preguntó mientras ladeaba ligeramente la cabeza, soltando una risita poco después.- ¡Papi bobo! -Sonrió, tomando la mano de su padre cuando éste se la extendió luego de ponerse de pie. Ambos empezaron a caminar hacia la puerta principal, y la pequeña no pudo evitar fruncir el ceño al sentirse confundida al respecto.- ¿A dónde vamos, papá?

- Bueno, hoy en la mañana dejaron algo frente a nuestra puerta. Ahora que dices que es tu cumpleaños, supongo que ya sé la razón. -Se encogió de hombros, disfrutando la bella imagen de los ojos de su hija brillando por la curiosidad, antes de abrir la puerta y dejar a la vista aquél automóvil rosado con decoraciones de Barbie que la pequeña le venía pidiendo hace meses atrás.

Un agudo grito por parte de su hija se hizo escuchar, provocando que cerrara los ojos momentáneamente antes de sentir como la menor soltaba su mano y, para cuando abrió los ojos nuevamente, la pequeña ya se encontraba en el asiento del conductor.

- ¿Papi San lo compró? -Preguntó esperanzada, abrazando el pequeño timón frente a ella.

Hyunjin sonrió, saliendo de su hogar, caminando hacia su hija, y agachándose a un lado suyo.

- Algo así, mi amor; él tuvo la idea. ¿Te gusta tu regalo?

- ¡Sí! ¡Papi San es el mejor! -Sonrió, levantando la cabeza y mirando el despejado cielo sobre ella, antes de lanzar un beso hacia él.- ¡Gracias, papi San!

Una bonita calidez se extendió a lo largo del pecho de Hwang mientras acariciaba el largo cabello de su pequeña, antes de ponerse de pie.

- Bien. ¿Qué te parece si damos una vuelta? Yo caminaré detrás de ti mientras tú manejas.

- ¡Sí! -Y no fue necesario decir más para que ella comenzara a manejar.

...

La tarde-noche había caído rápidamente luego de una tarde llena de juegos en la celebración de cumpleaños de Chungha, quien actualmente estaba dándole el biberón al menor de sus primos, hijo de Felix y Changbin, mientras éste último sostenía al bebé y supervisaba que todo estuviese bien.

El grupo de amigos se conservaba intacto incluso con el paso de los años. La relación de Minho y Johnny era la más bonita y sincera que el menor de ambos jamás creyó llegar a tener; Seungmin, Yuta y Doyoung ahora tenían un cuarto miembro en su relación, siendo éste un sonriente y extrovertido chico chino llamado "Yangyang", con quien ya llevaban poco más de un año y medio; Felix y Changbin habían tenido a su primer hijo hacía ya un par de meses atrás; y Taeyong y Jisung estaban a la espera del nacimiento de sus gemelas. Afortunadamente, todo estaba yendo bien para todos y cada uno de ellos, y Hwang no era la excepción.

El proceso de recibir terapia no había sido algo fácil para él, y múltiples veces se encontró a sí mismo retrocediendo sobre sus pasos y refugiándose en la negación, incluso cuando creía que ya había superado esa etapa. Sin embargo, jamás faltó a sus sesiones, y era sincero cuando se le preguntaba si había hecho sus ejercicios o no. Y así, con el tiempo, empezó avanzar, evitando darle tanta importancia a la duración de su proceso y sólo concentrándose en seguir adelante, hasta que pasaron poco más de dos años y el terapeuta lo felicitó, pues su proceso había terminado. Eso había sido hace cinco meses atrás.

- Chungha le dijo a Changbin que el bebé es más suyo que nuestro. -La gruesa voz de Felix lo hizo reaccionar, por lo que giró su cabeza y observó como el pecoso se sentaba junto a él.- Pero cuando él le preguntó si quería ayudar a cambiarlo, ella se fue corriendo mientras gritaba que quería jugar con su tío John. -Comentó divertido, y Hyunjin también rió.

- Te devolvió a tu hijo. -Se encogió de hombros, recostando su cabeza sobre uno de los hombros de su mejor amigo.

- Sólo espera. Arthur sólo nos pertenece cuando es hora de cambiarle el pañal. -Respondió sonriente, recostando su cabeza sobre la de su mayor. Ambos se quedaron en silencio durante algunos segundos, observando cómo Johnny corría de Chungha mientras ella corría de Kkami, un pequeño perro que Hyunjin tenía desde su adolescencia y que había traído de casa de sus padres hacía un tiempo atrás.- ¿Ya decidiste qué vas hacer? -Preguntó en un murmullo, escuchando el suspiro del mayor.

- No realmente, Lix... -Susurró mientras cerraba los ojos, sintiendo una repentina pesadez.- Hoy se cumplen ya tres años desde que él se fue, y no sé cómo se supone que ahora vaya con todo el descaro del mundo, me pare frente él, y le pida perdón. Es más, ¿Qué se supone que debo decirle? Le dije cosas muy hirientes en aquella ocasión, Lix. Ir y disculparme luego de tres años...

- Eso es mejor que simplemente no disculparte jamás, Jinnie. -Interrumpió el menor, soltando un leve suspiro y comenzando a propinar leves caricias sobre el cabello de Hyunjin, quien mantuvo cerrados sus ojos y guardó silencio, esperando a que el contrario continuara hablando.- Innie lo entenderá. Él sabe lo que estuviste haciendo todo este tiempo, y creo que realmente apreciará que te tomes el tiempo de ir y disculparte con él a pesar de todo. No lo pienses demasiado. Ya sabes lo que debes hacer.

Hyunjin asintió, finalmente abriendo los ojos y soltando, a través de un suspiro, todo el aire que durante algunos segundos estuvo reteniendo en sus pulmones.

- Está bien...