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Habían pasado dos semanas desde aquél fatídico dieciocho en el que Hwang le había dado la bienvenida a su bebé, y al mismo tiempo se había despedido del que siempre consideró el amor de su vida.

Desde entonces, Seungmin había estado durmiendo en la habitación de invitados, no dejándolo solo en ningún momento. Ambos pasaban el día juntos y entre ambos cuidaban a la pequeña hija de Hwang. ¿El pelinegro, por obvias razones, aún se sentía mal; pero quería ser fuerte y darle a su hija la vida que San y él habían planeado para ella, aunque ahora tuviese que hacerse cargo por cuenta propia.

Acostó en la cuna a la bebé ya dormida y luego se dirigió hacia la cocina, de donde provenía un exquisito aroma a pollo frito, y donde encontró al pelirrojo utilizando un delantal mientras movía sus caderas al ritmo de Dance Dance de DAY6; el grupo favorito del menor.

— ¿Otra vez esa canción? —Preguntó cruzado de brazos y con una pequeña sonrisa decorando sus labios mientras se acercaba al menor, quien lo miró con una ceja levantada.

— ¿Prefieres Red de Hyuna? —Hwang negó repetidas veces, ya que realmente detestaba esa canción.— Entonces no te quejes. —Finalizo mientras levantaba los hombros, restándole importancia.

El pelinegro rió levemente ante la actitud de Kim, pero se limitó a caminar hacia el refrigerador para sacar una lata de gaseosa y destaparla para beber un poco del líquido en ella, con su atención siendo captada por un carraspeo de Seungmin tan solo unos segundos después.

— Ayer por la noche tuve una idea. —Habló el menor, sacando del horno la bandeja con pollo para luego dejarla sobre la isla de la cocina y quitarse el delantal.— Se me ocurrió que podrías empezar a entrevistar niñeras para que te ayuden a cuidar de Chungha una vez yo regrese a mi hogar, Jinnie. ¿Qué te parece?

— ¿Sinceramente? No lo sé... —Se sentó en una de las sillas frente a la isla, tomando otro largo sorbo de su bebida.— Chungha es un trabajo de tiempo completo, Minnie; no podría llamar a la o el niñero a eso de las dos y media de la madrugada cuando sienta que estoy a punto de ponerme a llorar con la bebé.

— Esa fue otra de mis ideas. —Le sonrió el menor, colocando dos piezas de pollo en dos platos distintos, antes de colocar uno frente al pelinegro y dejarle cubiertos al lado.— Hay personas que al momento de contratar una niñera, también le asignan una habitación en su propia casa. A quien sea que contrates le podrías hospedar en el cuarto de huéspedes, así como lo hiciste conmigo. —Hwang suspiró mientras recargaba su espalda en el respaldo de la silla, cerrando sus ojos durante unos escasos segundos.

— Lamento estarte quitando el tiempo, Minnie. En serio lo siento mucho...

— Oye, sabes que no lo dije en ese sentido, mucho menos para hacerte sentir mal. —Regañó, cortando un pedazo de pollo antes de llevárselo a la boca.

— Sé que no, pero tienes tus propios asuntos y aún así te has mantenido conmigo dos semanas enteras.

— Jinnie, está bien. No es como si tú me hubieses obligado a quedarme contigo. —Le sonrió.— Los chicos y yo sólo queremos ser un apoyo para ti, pues somos tus amigos y de ninguna manera nos permitiríamos dejarte a tu suerte; mucho menos ahora que tienes una pequeña que necesita muchísimo de ti. —Hwang asintió, mirando el anillo que todavía decoraba su anular izquierdo.

El pelinegro no se había quitado ese anillo en ningún momento, ni siquiera para bañarse o lavar sus manos. Sentía que ese pequeño objeto todavía lo conectaba con San, y no quería que el menor creyera que se estaba olvidando de él.

— Lo extraño mucho... —Murmuró con los ojos cristalizados, sabiendo que Seungmin sabía perfectamente a quién se refería.

— Todos lo hacemos, Jin. —Estiró uno de sus brazos por encima de la barra y tomó la mano izquierda del mayor, dándole un leve apretón.— Sé que no tengo ni la menor idea de cómo te estás sintiendo, porque yo no lo he vivido, Hyunjin; pero créeme que no estás solo. Él siempre estará a tu lado, acompañándote en cada paso que des y siendo consciente de lo mucho que lo amaste, lo amas, y lo seguirás amando. —Le sonrió, escuchando un sollozo escapar de entre los labios del mayor mientras éste sonreía levemente; comenzando a llorar.

— No quiero que sienta que estoy dejando que alguien tome su lugar en la casa ni mucho menos con respecto a la bebé...no quiero que piense que estoy intentando reemplazarlo...

— Y no lo hará. —Afirmó el menor.— Sabes que San siempre quiso lo mejor para ti y, por lo tanto, siempre lo querrá. Buscar un apoyo no es reemplazarlo, incluso le das un poco más de tranquilidad al hacerle saber que no cargarás solo con todo lo que esta nueva etapa implica; y estará más que feliz al verte siguiendo adelante, así sea con la ayuda de alguien ajeno a él.

El pelinegro sollozó antes de hundirse en un mar de llanto, teniendo demasiadas dudas rondando en su mente. Seungmin se levantó de su asiento y rodeó la mesa con tal de llegar hasta el mayor, abrazándolo fuertemente mientras susurraba pequeñas palabras de apoyo y acariciaba el cabello ajeno con una de sus manos, intentando darle un poco de tranquilidad al más alto; quien se separó del abrazo una vez se sintió listo para hablar.

— ¿Me ayudas publicando la información? —Sonrió, a pesar del temblor en sus labios, y las lágrimas acumuladas en sus ojos.

— Déjamelo a mí. —Sonrió.

ʙᴀʙʏꜱɪᴛᴛᴇʀ •ʜʜᴊ+ʏᴊɪ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora